¿Hay evidencia del gen gay?

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Durante décadas, los científicos han debatido sobre la existencia del escurridizo gen gay, ese marcador genético que diferenciaría a las personas homosexuales de sus homólogos heterosexuales. Su existencia ha sido durante mucho tiempo un tema polémico, como cantó Lady Gaga en Born This Way, su “himno de los marginados” ¿las personas nacen así? ¿O se forman? Según un extenso estudio publicado en la revista Science que involucró un análisis genético de casi medio millón de personas, ¡no hay evidencia del gen gay !

El estudio, que utilizó datos de 409.000 personas inscritas en el proyecto Biobank del Reino Unido y 68.500 registradas en la compañía de genética 23andMe, una compañía de genómica y biotecnología, encontró que había una serie de “variantes genéticas” (conocidas como pequeñas diferencias en el ADN) que influyen en el comportamiento homosexual. A los participantes también se les preguntó si tenían parejas del mismo sexo o del sexo opuesto. Los hallazgos pintan una imagen diversa y compleja de la sexualidad humana y los factores genéticos que influyen en ella. De los resultados, los investigadores concluyeron que la genética podría representar entre el 8 y el 25% del comportamiento del mismo sexo en toda la población, cuando se considera todo el genoma.

Se descubrió que cinco variantes genéticas específicas estaban particularmente asociadas con el comportamiento del mismo sexo, incluida una vinculada a la vía biológica para el olfato y otra asociada con la calvicie de patrón masculino. Pero juntos solo tienen un efecto muy pequeño, contribuyendo a menos del 1% de la variación en el comportamiento sexual entre personas del mismo sexo. Incluso si la homosexualidad no está determinada genéticamente, como lo muestra este estudio, eso no significa que no sea de alguna manera una parte innata e indispensable de la personalidad de un individuo.

Si bien puede que no haya razones genéticas concretas para el comportamiento homosexual, el estudio no descarta una razón biológica para la atracción hacia el mismo sexo. Hay muchos, muchos genes que influyen en la probabilidad de que una persona tenga parejas del mismo sexo. Pero, tal como lo indicó el estudio, es imposible predecir el comportamiento sexual de un individuo a partir de su genoma.

En el pasado, algunos estudios habían señalado un marcador genético en el cromosoma X, Xq28, que podría influir en la orientación sexual masculina. Si bien se realizaron estudios con gemelos y familiares sobre las preferencias sexuales que indicaban una influencia debida a nuestros genes, había sido difícil para los científicos determinar si algún marcador genético específico podría desempeñar ese papel. La mayoría de los estudios anteriores involucraron solo a unos cientos o unos miles de participantes, el trabajo de colaboración internacional recién publicado, fue 100 veces mayor y capaz de sacar conclusiones más sólidas.

De esta manera, el comportamiento sexual es similar a la mayoría de los otros rasgos humanos, influenciado por una interacción compleja entre nuestros genes y nuestro entorno. Algo así como que la estatura no está determinada por un solo gen, sino que es la influencia por miles de genes diferentes diseminados por nuestro genoma e individualmente cada uno de estos genes tiene un pequeño efecto sobre nuestra altura. Es decir: el comportamiento sexual es un rasgo como la mayoría de las características humanas, como la altura, el tono de la piel, la inteligencia y la personalidad.

Todos estos rasgos surgen de un conjunto de miles de genes, cada uno de los cuales ejerce una influencia mínima en el individuo y el “medio ambiente”, un término vago que abarca todo lo que no es genético. Esto puede incluir el círculo social de una persona, la educación, dónde creció y lo que pudo haber sucedido en el útero durante la gestación.

Esto llevó a los autores del artículo a desafiar la idea de que la sexualidad humana es un continuo único, como lo representado en la escala de Kinsey. La escala de Kinsey es una escala creada por el biólogo Alfred Kinsey, que establece siete diferentes grados de comportamientos sexuales. Evaluando el historial sexual de una persona o los episodios de su actividad sexual en un tiempo dado, se usa una escala desde 0, es decir, exclusivamente heterosexual, hasta 6, es decir exclusivamente homosexual.

Ninguna anormalidad

Proporcionando una gradación en la orientación sexual, estableciendo grados de bisexualidad. De hecho, los autores del estudio sugieren “que no se debe medir la preferencia sexual en un solo continuo de heterosexual a homosexual, sino más bien en dos dimensiones separadas: atracción por el mismo sexo y atracción por el sexo opuesto”.

En este sentido, David Curtis, profesor honorario del Instituto de Genética de la UCL, dijo que “incluso si la homosexualidad no está determinada genéticamente, como lo muestra este estudio, eso no significa que no sea de alguna manera una parte innata e indispensable de la personalidad de un individuo”. Esencialmente, el hecho de que no haya un “gen gay” concluyente respalda la noción de que la homosexualidad y el deseo del mismo sexo no son una anormalidad o una mutación genética. Más bien, parece que la atracción hacia el mismo sexo es una cosa inherente y biológica al ser humano.

Ahora, ¿Por qué emprender una investigación sobre la existencia del gen gay ? Una mayor comprensión de la base biológica de la preferencia sexual se puede asociar con una mayor aceptación de las minorías sexuales, por lo que creo que arrojar luz sobre estos temas tiene beneficios más allá de la academia. El comportamiento sexual entre personas del mismo sexo no es una enfermedad. Cuando vivimos en un mundo que tiene discriminación contra las poblaciones vulnerables, debemos preguntarnos a quién beneficia potencialmente esta investigación y a quién perjudica. En fin, la sexualidad es algo que definimos. Es algo muy personal. Se trata de cuál es nuestra experiencia. Algunos de ellos son genéticos, pero otros son nuestra historia personal. Es lo que realmente hacemos, con quiénes nos conectamos y cómo terminamos viviendo nuestra vida.

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