Implantes para potenciar nuestros sentidos

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En la novela de ciencia ficción Neuromancer de 1984, William Gibson planteó la idea de algo que llamó un “microsoft”, un pequeño cartucho conectado directamente al cerebro a través de un enchufe para proporcionar al usuario un conocimiento instantáneo, como un nuevo idioma. Las fantasías de ciencia ficción de los novelistas del siglo XX y las películas de Hollywood pueden estar un paso más cerca de hacerse real.

Neuralink de Elon Musk, la empresa secreta de neurotecnología que desarrolla interfaces cerebro-máquina, hizo su primer anuncio revelando al público parte de la tecnología que ha estado desarrollando. Neuralink tiene el ambicioso y desconcertante objetivo de desarrollar interfaces cerebro-máquina, de ancho de banda ultra alto para conectar humanos y computadoras. Musk tiene un historial de aportar ideas novedosas para aprovechar la tecnología y crear avances de ingeniería en el mundo, con su compañía de automóviles eléctricos Tesla y de transporte espacial SpaceX.

El objetivo es ayudar a las personas parapléjicas a controlar las computadoras o teléfonos a través de dispositivos implantables en el cerebro. Las aplicaciones médicas de las interfaces cerebro-computadora, como la restauración del movimiento de las manos, deberían ser una de las principales prioridades. Unos 50 millones de personas en todo el mundo padecen de algún tipo de parálisis en la actualidad y al menos 250.000 sufren una lesión de la médula espinal cada año.

Hablando en un evento en San Francisco, Musk dijo que la interface ayudará a “preservar y mejorar nuestro propio cerebro” y “finalmente lograr una especie de simbiosis con la inteligencia artificial”. Actualmente existen en el mundo algunas tecnologías de “lectura mental” y se desconocen los usos que se le darán cuando dichas tecnologías se masifiquen, estando claros los riesgos de que no solo gobiernos sino también empresas privadas almacenen y procesen nuestra información cerebral.

Las interfaces cerebro-maquina son un camino para interactuar con la tecnología mediante nuestro pensamiento, midiendo la actividad de las neuronas para obtener la señal que luego se procesará y transformará en acciones reales en nuestro entorno. Pero, la idea de aumentar las capacidades humanas a través de la tecnología, a menudo denominada transhumanismo, generalmente se limita al ámbito de la ciencia ficción, Neuralink dice que planea comenzar los ensayos clínicos de la tecnología el próximo año.

¿Entonces, cómo funciona?

Han desarrollado un sistema robótico neuroquirúrgico descrito como una “Máquina de coser”, para implantar seis “hilos” por minuto en el cerebro y espera que el procedimiento algún día sea tan eficiente como la cirugía ocular con láser. El robot usaría una aguja rígida para insertar los hilos y evitar dañar los vasos sanguíneos, reduciendo el riesgo de una respuesta inflamatoria en el cerebro. Este primer gran avance con «hilos» flexibles tiene menos probabilidades de lesionar el cerebro, que los materiales actualmente utilizados en las interfaces cerebro-máquina.

Los hilos tienen un ancho de 4 a 6 μm, lo que los hace considerablemente más delgados que un cabello humano y apenas perceptible para el ojo humano. También crean la posibilidad de transferir un mayor volumen de datos, de acuerdo con un documento técnico publicado. El documento señala que el sistema podría incluir “hasta 3.072 electrodos por matriz distribuidos en 96 hilos”, que registran un millón de neuronas y se conectan a un dispositivo fuera del cerebro, colocado en la parte posterior de la oreja.

Neuralink se ha centrado en tres temas que serán importantes para cualquier futura tecnología de interfaz cerebro-computadora: materiales flexibles para los electrodos, miniaturización de la electrónica con tecnología de circuito integrado e interacción totalmente inalámbrica con dispositivos externos. Pero los desafíos serán reducir las conexiones eléctricas entre los circuitos integrados y las sondas, además de incorporar muchos más electrodos sin aumentar significativamente el tamaño del dispositivo. El mayor de los desafíos es el ente regulador, porque el uso de electrodos invasivos a esta escala en humanos, enfrentará obstáculos importantes por parte de la Administración de Drogas y Alimentos de los EE. UU.

¿Pero por qué ahora? ¿Hacia dónde se está moviendo?

“La razón principal de este anuncio es el reclutamiento”, dijo Musk al comienzo de la presentación que se transmitió en vivo el pasado 16 de julio. Para construir una interfaz cerebro-maquina se requieren expertos en dominios excepcionalmente calificados y difíciles de encontrar que abarcan múltiples disciplinas como inteligencia artificial, neurociencia, biofísica, robótica, neuroanatomía, medicina, bioquímica molecular, teoría del aprendizaje, ingeniería eléctrica, física, simulación por computadora, microscopía, matemáticas, ingeniería de software, y otros campos. Es un área donde la inteligencia artificial se combina con la biología.

¿Dónde se encuentra la experiencia en el área?

Los investigadores que están a la vanguardia de un área, a menudo están trabajando en sus propios laboratorios en universidades e instituciones de investigación, con una búsqueda continua de financiamiento. Por lo tanto, Musk levantó el telón y compartió su visión de Neuralink. ¿Será la visión lo suficientemente convincente como para atraer a las mejores mentes del mundo a unirse a su misión de unificar la inteligencia artificial con la inteligencia humana? ¡Quizás! En este momento, la compañía todavía está trabajando en ratas para asegurarse de que la plataforma sea estable. Pero la tecnología, si funciona, es prometedora: una conexión cerebral implantada mediante cirugía robótica.

Aún queda mucho por hacer, a pesar de las promesas de que se realizarán pruebas en humanos para el 2020. Tal y como ellos mismos han reconocido, aún necesitan las aprobaciones de las autoridades estadounidenses para poder realizar pruebas con humanos. Y si todo va según lo previsto, efectivamente se podrá extrapolar la tecnología al cerebro humano, entonces quizás ha llegado el momento de expandir las capacidades infinitas de la computadora más potente que hay en el mundo, ¡nuestro cerebro!

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Foto: Tec de Monterrey

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