Minería: el nuevo saqueo que le puede salvar la vida al Gobierno

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Como señalamos en su oportunidad, la propuesta de Rodolfo Sanz podría indicar el camino escogido por el régimen. El alcalde sintetiza ideas más coherentes y factibles, en comparación con las abstracciones y dislates de otros, aunque más antinacional y contraria a los intereses del pueblo. Herido de muerte, el régimen busca renovarse a costa de lo que sea. La caída de los precios del crudo restan buena parte de la base material al despotismo chavista. El falso discurso socialista requiere de riquezas a ser distribuidas para crear una demanda social capaz de realizar mercaderías importadas mientras sustenta y renueva el engaño del socialismo. Así, por el nivel alcanzado por los precios del crudo en el mercado y sin mayores perspectivas para su recuperación en el corto y mediano plazo, se apresta el chavismo a echar mano de las riquezas naturales de Venezuela para subastarlas a los nuevos y viejos postores a fin de obtener recursos de manera urgente y atemperar el estado crítico en que se encuentra.

En encuentro del presidente Maduro en la sede del Banco Central de Venezuela en Caracas con representantes de empresas internacionales de 35 países, se activó lo que llaman el Motor de Minería. Se firmaron acuerdos para la extracción de oro, cobre, diamante, coltan, hierro, bauxita del llamado arco minero del Orinoco que comprende una extensión de 111.000 kilómetros cuadrados. Así, se convocan a la subasta a pujadores diversos, ávidos de comprar a precios de gallina flaca buena parte de las riquezas con que cuenta el subsuelo venezolano. Se jerarquizan, claro está, los nuevos socios asiáticos apuntalando el camino para la incorporación al Bloque Brics y su institución financiera.

Extraña que aún no esté en el escenario la negociación del torio, también en proceso desde hace más de dos años. Venezuela posee buena parte de las reservas mundiales de torio, que representan el 11% de las reservas mundiales que lo coloca en la tercera posición, superada por India y Australia. Se trata de un recurso apetecido por China. Se cumple la lógica imperialista que establece que hay que hacer uso de las reservas de los países dependientes y preservar las propias. Mediante negociaciones leoninas, aprovechando al máximo circunstancias como las que vive Venezuela, los asiáticos se harían del recurso y afianzarían a Venezuela como parte de su mercado y proveedor confiable de este y otros recursos. China es la potencia mundial que más ha avanzado en esta materia y ya tiene proyectos que cristalizarían en menos de 9 años en plantas de envergadura.

A pesar de que los desarrollos tecnológicos para la obtención de energía mediante el uso de este recurso están en proyecto -salvo India, también miembro del bloque Brics-, este nuevo mineral pareciera afianzarse como alternativa frente a otras fuentes de energía capaces de desplazar a las fósiles. En cualquier caso, es un material estratégico que forma parte importante, además, en la industria de nuevos materiales, que seguramente, así como el coltán, su subasta traerá importantes recursos financieros. Ya aparecerán en la palestra noticias al respecto.

De esta manera busca el régimen reconstruir la base material del despotismo. Ubiquemos que la tendencia despótica encuentra en las riquezas de propiedad colectiva o estatal a ser distribuida por la satrapía, la base objetiva para realizarse políticamente. Dada la merma de las ganancias extraordinarias del negocio petrolero, los acuerdos deben ser muy rápidos. Es lo que permitiría partir de las reservas probadas e incluso, de la monetización de un porcentaje de ellas, para recibir recursos de manera más o menos inmediata. Con ello el régimen se presentaría capaz de sembrar una nueva esperanza, perspectiva afianzada por la débil alternativa para la reconstrucción nacional, por lo poco propagada. Además de que la MUD, principal contrincante del régimen, parece no contar con ideas al respecto. Seguiría el régimen la misma política adelantada desde tiempos del presidente Chávez cuando se veía debilitado.

En esta oportunidad, sin descuidar la producción del crudo, brinda el gobierno una amplia gama de minerales al licitador del cual más dependemos. Se profundizaría así la condición de proveedor de materias primas a las potencias imperialistas, principalmente China y, con los recursos obtenidos, cubrir buena parte de la deuda y del déficit fiscal, aparte de crear la demanda de bienes finales -ampliación de la demanda efectiva mediante- de los sectores más depauperados. Solo, que se hipoteca aún más al país.

Se suma el hecho de que, a partir de la creación de una empresa para la casta militar del despotismo, podrán hacerse de manera directa de recursos que manejarían a discreción, contando con las debilidades imperantes de la Asamblea Nacional que no representa amenaza contralora para este nuevo consorcio. Así, con la atención de estos negocios por parte de la Compañía Anónima Militar de Industrias Mineras, Petrolíferas y de Gas (Camimpeg), creada el 10 de enero de 2016, el despotisto busca hacerse de mayores perspectivas.

Esta empresa no es la primera ni la única de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb) constituida durante los tres años del gobierno de Nicolás Maduro, se suma a otras diez que abarcan el sector agrícola y de la construcción, entre otros.

En el papel, por la inmediatez planteada en la obtención de recursos, estaría el régimen en capacidad de levantar nuevamente algunas esperanzas para el apaciguamiento de las encrespadas aguas. Aunque para ello deban hipotecar el futuro del país y el afianzamiento del papel de Venezuela en la división internacional del trabajo. El tiempo es el principal enemigo del gobierno. Pero también lo es para la oposición, más cuando no se ve clara la estrategia para salir de Maduro, ni se estimula al pueblo a la participación y movilización en la lucha por el cambio político y por los derechos conculcados, así como el enfrentamiento al alza del costo de la vida, la escasez, entre otros agobiantes problemas. La estrategia de evitar la confrontación por parte de factores importantes de la oposición parlamentaria contribuye con esta tendencia.

Otras de las ideas de Rodolfo Sanz no han aparecido aún. Recordemos aquella conseja según la cual debemos salirnos de la Opep y crear un nuevo cartel con productores independientes como Rusia, o sea Brics. Lo que apuntalaría la tendencia de incorporar a Venezuela a un bloque rival del que hegemoniza el imperialismo estadounidense. La pregunta que surge es si terminará siendo Venezuela la grama sobre la cual han de pelear elefantes, parafraseando la metáfora escuchada recientemente. Al terminar la disputa, triunfe uno u otro de los mastodontes, queda destruido un terreno que, siendo fértil, fue convertido en espacio de disputas de grandes colosos. Evitar ese futuro supone partir de una perspectiva nacional no sujeta a imperialismo alguno, aunque se aprovechen sus contradicciones, esto es, actuar con miras a edificar la soberanía nacional y popular mediante la realización de un proyecto autónomo y contando, ante todo, en la fuerzas propias.

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