Misterio cósmico a 500 millones de años luz

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Durante unos cuatro días las ondas de radio llegaron. En los siguientes 12 días, nada. Luego, otros cuatro días de pulsos, seguido por otros 12 días de silencio. Un patrón con cambios bien definidos, desde el frenesí hasta la calma con la precisión de un reloj, repitiéndose por más de un año. ¿Qué causaba este comportamiento? ¿Choque de estrellas? ¿Agujeros negros? ¿Emisiones de radio de una civilización alienígena distante?

Dongzi Li, estudiante de doctorado, comenzó a rastrear estas señales el año pasado. Trabaja en el proyecto CHIME, que estudia fenómenos astrofísicos llamados “ráfagas rápidas de radio”. Li estaba monitoreando las ráfagas durante más de 500 días, rastreando sus tiempos de llegada en un radiotelescopio, cuando notó este patrón inusual. Esos destellos cortos e intensos de ondas de radio han estado llegando a la Tierra desde todas las direcciones del espacio, se encuentran entre los eventos más misteriosos y poderosos del universo. Aparecen sin previo aviso y parpadean durante unos pocos milisegundos, igualando la intensidad de las señales que emiten las galaxias. Los astrónomos no saben qué los origina, solo que pueden viajar por millones, incluso miles de millones de años desde sus fuentes antes de “comunicarse” con nosotros. 

El radiotelescopio CHIME (Canadian Hydrogen Intensity Mapping Experiment) fue construido en Canadá en 2017. Rápidamente comenzó a detectar ráfagas de radio rápidas de galaxias en todo el universo, a miles de millones de años luz de la Tierra. CHIME consta de cuatro antenas grandes y en lugar de girar para enfocar diferentes partes del cielo, CHIME mira fijamente todo el cielo, utilizando el procesamiento de señal digital para determinar la región del espacio donde se originan las ondas de radio entrantes.

La investigación de este artículo publicado en Nature a mediados del mes de junio  (¡con 70 autores!),  culminó en febrero con el inicio de la cuarentena. Al igual que nosotros este año, Li ha pasado la mayor parte de sus días en casa y rara vez se aventura más allá de su pequeño apartamento. La ráfaga, ahora conocida por la designación 180916.J0158 + 65, es la primera en producir un patrón periódico o cíclico. Los astrónomos rastrearon la fuente hasta una galaxia espiral a unos 500 millones de años luz de distancia y aunque sabemos dónde está, todavía no sabemos qué es.

La primera ráfaga de radio rápida fue descubierta en 2007, mientras los investigadores buscaban otro fenómeno astrofísico. Y luego, señales similares comenzaron a aparecer en otros telescopios, en la última década los astrónomos han logrado detectar más de cien. Cuando los científicos lograron rastrear una ráfaga hasta su origen por primera vez, encontraron una galaxia pequeña y convulsiva. Por lo tanto, pensaron que debían de provenir de este tipo de entornos. Pero luego, los astrónomos descubrieron que algunas ráfagas se originaron también en galaxias más grandes y tranquilas. Parece que cada vez que la comunidad científica coincide sobre la posibilidad de lo que podrían ser las ráfagas rápidas de radio, ocurre otra observación que lanza todas las especulaciones por la ventana.

Así, otro equipo de investigación informó este mes el descubrimiento de una señal que pulsa en un patrón mucho más largo: un ciclo de 157 días, con 90 días de ráfagas, seguido de 67 días de silencio. Puede ser que muchas otras fuentes de ráfagas rápidas de radio sigan ritmos distintos, pero los radiotelescopios no los han “observado” lo suficiente como para detectar la velocidad con que se interpreta esta composición musical.

La naturaleza de los objetos que producen ráfagas rápidas de radio sigue siendo un misterio, pero los astrónomos están recopilando pistas. Ahora han presentado algunas explicaciones potenciales para la fuente de las ráfagas rápidas de radio, que presentan su propia melodía distintiva.

Tal vez el objeto esté girando de tal manera que su señal apunte hacia la Tierra solo cuatro de cada 16 días, lo que, desde nuestra perspectiva, se vería como pulsos periódicos. Esta posibilidad indica que los pulsos periódicos provengan de un único objeto compacto, como una estrella de neutrones, que gira y se tambalea, un fenómeno astrofísico conocido como precesión (parecido a un trompo).

Tal vez en realidad sean dos objetos, una estrella de neutrones que orbita alrededor de otra estrella de neutrones o incluso un agujero negro. Los investigadores consideraron un tercer escenario, que involucra una fuente emisora de radio que rodea una estrella central. Quizás la fuente reside cerca de una nube de gas interestelar que amplifica sus emisiones de radio, como una lupa cósmica, a medida que pasa. Con tantos escenarios sobre la mesa, no pude resistir el preguntarme sobre la opción en el límite de lo posible, improbable pero también imposible de descartar: ¿los extraterrestres? 

Admito que, cuando supe que los astrónomos habían detectado un patrón distinto que emanaba del exterior del sistema solar, mi mente saltó a la película Contacto, el clásico de los 90 protagonizado por Jodie Foster como Ellie Arroway, una científica obsesionada con la vida extraterrestre. Cuando el estudiante de doctorado Li les contó a sus colegas sobre las señales que vio, ¿corrieron por las consolas como lo hizo Arroway? No, porque la historia con las ráfagas rápidas de radio, al igual que con la mayoría de los fenómenos astrofísicos desconcertantes, es que no son los extraterrestres. Aunque personas mucho más calificadas que yo están considerando que, bueno, tal vez, estas podrían ser, por casualidad, señales extrañas: Avi Loeb, el astrofísico de Harvard conocido por entretener con sus explicaciones extraterrestres, esta semana estableció una conexión entre las ráfagas rápidas de radio de Li y un planeta en Próxima Centauri, la estrella más cercana a nuestro Sol.

El planeta tarda 16 días en orbitar su estrella, el mismo período observado en el comportamiento de las ráfagas rápidas de radio y Loeb sugirió que tal vez las ondas de radio provienen de ese planeta, cuyos habitantes han descubierto cómo aprovechar y emitir la señal de las estrellas, cuando su mundo gira hacia nosotros. Pero, aunque la ráfaga rápida de radio recientemente encontrada es realmente extraña, muy probablemente no sea un faro de una civilización avanzada.

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