Para qué FMI si tenemos a Maduro

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Resulta siniestro el discurso de Maduro en relación con las medidas económicas. No tanto porque ahora “descubren” lo que ellos negocian mediante el contrabando de la gasolina hacia Colombia y otros países, aunque con Colombia, por supuesto, se llevan la mayor parte. Lo que el país pierde, son ellos los que lo disfrutan. Ahora sube el monto. No son 5 mil millones de dólares. Son 18 mil. O sea, los contrabandistas en el poder se llevan 18 mil millones de dólares. Ahora los venezolanos que no tienen ni para comer, deberán pagar la gasolina a precio dolarizado, como todo lo demás, dizque para que no se vayan.
Pero, además, nos presenta el «Presidente» la posibilidad de hacer prestidigitación con la economía. Con el anclaje del bolívar al petro, aumentará el salario real de los trabajadores. Vaya magia.

La realidad es que la pobreza se hará más grande que nunca. Los fusiles ya están preparados, pero la rabia no se hará esperar. Nos empujan a la lucha y no hay que rehuir al combate. A pesar del talante criminal de la dictadura, la pelea no se hará esperar.

La fábula del nuevo salario

El precio es expresión del valor de cambio de cualquier riqueza. El volumen de la riqueza de un país tiene una expresión cuantitativa en la masa monetaria. Debe haber correspondencia entre la riqueza nacional, la base monetaria y el respaldo en oro o reservas internacionales, constituida, además del oro, la cesta de divisas obtenidas en el comercio mundial. Si se produce más dinero fiat del que debe corresponder a la economía real, se produce inflación. Si hay correspondencia, no hay inflación. Puede haber variaciones de precio. Al alza o a la baja como resultado de que haya aumentado la composición de los capitales que hace disminuir el valor de los bienes. O, a la inversa, que la reducción en el uso de la tecnología y desarrollos científico tecnológicos, conduzcan al incremento del valor de los bienes. Se hacen más caros. Ese es parte de la tragedia venezolana. No somos competitivos siquiera frente a nuestros vecinos. Qué decir de cara a las potencias imperialistas. Si hay más demanda que oferta, también se produce una tendencia al alza de precios. También parte de nuestro agobio.

Pero, si no hay crecimiento de la economía, crecimiento en la producción de riquezas, así cambiemos el signo monetario, la distribución de la riqueza se realizará con base en los mismos parámetros. La riqueza se distribuye entre los trabajadores, los empresarios dueños de los medios de producción, usura bancaria, rentistas de la tierra, comerciantes, y la parte que va al Estado para configurar los fondos para crear las condiciones de reproducción de la sociedad. Esta forma de distribución es el resultado de las relaciones de producción imperantes.

Ahora bien, ¿cómo pretende Maduro y sus secuaces incrementar el salario real de los trabajadores si esta política no conduce al incremento de la producción? Pueden alcanzar algunas metas hasta el despegue, pero será a costa de la sangre y la delgadez extrema de las grandes mayorías. No creemos que se trate de ignorancia, que la hay. Se trata más bien de cinismo y de una decisión que cuenta con una fuerza militar.

El tal anclaje al petro, mercado que no aparece por ningún lado, en términos reales representa una dolarización en toda regla. Más bien, el ajuste de la moneda venezolana a las divisas en boga. O a la cesta de monedas del FMI. Debería de atemperar la hiperinflación pero a costa de un nuevo golpe al bolsillo de la gente. El más drástico de toda nuestra historia. Todo, sujeto claro está, a que la masa monetaria se corresponda con la cantidad de petros establecidos como respaldo. Así, los precios terminarán de ajustarse al mercado internacional. Se dolarizarán. Pero para nada cambia la distribución de la riqueza. Es más, ahora los pobres serán más pobres. O sea, más porción de la riqueza se irá a los ricos.

Más hambre

No hay medida alguna que permita incrementar la capacidad de demanda de la gente. Por el contrario, solamente con el nuevo precio de la gasolina, se reducirá significativamente el consumo. Se incrementarán todos los precios de bienes y servicios. Ya no por inflación sino por incremento de coste.

Quienes tienen vehículo automotor, tendrán que abstenerse de su uso. Un profesional que percibe unos 10 dólares al mes, ¿de dónde va a sacar para pagar un tanque de gasolina? Deberá tomar el servicio colectivo. Solo que este servicio ya está en vías de extinción. Lo poco que queda es malo, caro y obligado, hasta hoy, de pagar el triple por aquello del efectivo.

El aumento en el precio de la gasolina tiene dos componentes. De una parte, el principal, que les permite echar mano al bolsillo de la gente para reducir la brecha fiscal. En segundo lugar, hacerse de un precio que impida el actual volumen de contrabando. Se racionaliza el contrabando. Seguirá habiendo pero ahora más controlado por la mafia gubernamental. Como habrá una porción de gasolina subsidiada, echarán mano de ese segmento para seguir haciendo su jugoso negocio.

Estas medidas, además, vienen con carga fascista. Esto es cada vez más profundo. Si no tienes el carnet de la patria no recibirás el beneficio del subsidio. Seguramente tendrán que profundizar en el chantaje y la amenaza. Son muchos los que se niegan a sacarse el tal carnet. ¿Será que van a crear dos mercados de los derivados? Veremos. Lo que sí buscan es aprovechar para profundizar en el control social. Mientras, afianzan la cada vez más escasa base social, constituida básicamente por sectores lumpenizados al extremo y quienes irracionalmente no quieren dar su brazo a torcer.

FMI ¿para qué? Con Maduro basta. No podemos dejar de tocar el asunto teórico o ideológico. A pesar de la tragedia venezolana, resulta satisfactorio decir, una vez más, que este siempre ha sido el Gobierno más liberal de nuestra historia. Venezuela es uno de los pocos países que ha incorporado en su Carta Magna, propia del chavismo, principios del liberalismo. Igualdad en el trato de los capitales (nacionales e internacionales) es el más resaltante. Así, mientras destruyen la economía para brindar a Venezuela como mercado de bienes y servicios a los países más competitivos, principalmente China, también le dan facilidades nunca vistas en nuestra historia. Ni Gómez, dicen muchos. Acuerdos de eliminación del doble tributo, fue de los primeros firmados por el extinto.

Ahora, ¿para qué FMI? Con estas medidas se brinda un mensaje al capital financiero, sobre todo chino. Son las mismas medidas que exigen los gringos o europeos. Garantizar el retorno de los préstamos, mientras se afianza la dependencia económica y política Venezuela seguirá endeudándose.

Por eso, los economistas dicen que las medidas se corresponden con la salida. Pero son insuficientes. Quieren más.

Seguramente Maduro los va a complacer. Escogió el camino Pinochet. Será consecuente sin ambages. Recordemos que a los liberales les resulta un insulto a la inteligencia el subsidio a la gasolina. Pero nada dicen del subsidio a los bancos o a los importadores. Les molesta que se le dé a los pobres.

Se aprovecha Maduro y sus secuaces del terror que vienen sembrando. El atentado, o autoatentado, les sirve como telón de fondo para producir medidas explosivas. Pero la gente está dispuesta a dar la pelea. El paro va. El objetivo inmediato, frenar el paquete de hambre. A la larga, salir de maduro y sus secuaces. No queda de otra.

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