Industria petrolera en cuarentena

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Hay una narrativa emergente de que el nuevo coronavirus es bueno para el medio ambiente. No viajamos y hacemos menos cosas fuera de casa, lo que significa que no usamos tanto los combustibles fósiles. Por ello, la contaminación está disminuyendo. ¡El aire está limpio en Caracas! Además, el reciente colapso de la industria petrolera seguramente se sumará a esta idea de un mejor ambiente. 

Según los analistas, la caída en la demanda de petróleo ha dejado a la industria de combustibles fósiles en cuidados intensivos. Las empresas petroleras enfrentan el desafío más grave en 100 años de historia, alterando permanentemente a la industria. Este probablemente será el peor años en la historia de los mercados petroleros. Incluso la harina de maíz, el cloro y la cerveza se han convertido en productos más demandados.

Uno de los principales desafíos para los gobiernos, son los períodos de bajos precios del petróleo. Por primera vez en la historia, la semana pasada, entraron en la zona negativa con el precio de referencia a 37,63 dólares por barril, a medida que la economía mundial se desaceleró y los productores se quedaron sin espacio para almacenar el exceso de crudo producido. Ni siquiera un acuerdo histórico para recortar un 10% de la producción, alcanzado por los principales exportadores de petróleo a principios de este mes, pudo detener la caída. 

Posibles escenarios ante la crisis

Los precios del petróleo son notoriamente difíciles de predecir, pero en este punto dos cosas parecen probables: primero, el petróleo se continuará cotizando a precios históricamente bajos mientras la economía mundial se mueva lentamente como resultado de la pandemia. La demanda mundial de petróleo en abril se redujo en aproximadamente un tercio respecto al mismo periodo del 2019, una brecha que es difícil de llenar.

En segundo lugar, a largo plazo, los precios del petróleo casi seguramente se recuperarán a medida que la economía se reactive. Pero, cuando lo haga, la industria se verá muy diferente de lo que es hoy. Muchos pequeños productores de petróleo habrán ido a la quiebra y los grandes jugadores habrán soportado una reducción en su flujo de caja. En un trabajo de investigación desarrollado por el gigante bancario Goldman Sachs, es probable que esto “altere permanentemente la industria energética y su geopolítica” y además, “cambie el debate sobre el cambio climático”.

Este período de interrupción en la industria petrolera tendrá implicaciones importantes para la lucha contra el cambio climático. Pero es difícil saber si los bajos precios actuales del petróleo facilitarán la transición energética o la dificultarán. La dirección en que vayan las cosas dependerá en última instancia de una mezcla de geopolítica, ganancias, “pálpitos” de los inversionistas, rescates gubernamentales, presiones de los activistas.

2019 como referente

Primer escenario. ¿Cómo podría este momento conducirnos a una reducción en las emisiones? Hay una gran razón por la que este período de bajos precios del petróleo podría ayudar a los activistas: los desafíos subyacentes para la industria que condujeron a esta caída libre de precios dejaron al descubierto los problemas de inversión de la industria petrolera.

Durante décadas, la industria energética fue principalmente una fuente de ingresos constante para los inversores, con compañías petroleras clasificadas entre las más rentables del mundo. El año pasado, el sector tuvo el peor desempeño en el índice bursátil S&P. Este año, las perspectivas son peores. Después de llegar a menos de cero, los precios de las acciones de West Texas Intermediate (WTI) se recuperaron a unos 10 dólares por barril y los analistas ahora dicen que podría establecerse en alrededor de los 20$ por barril. Aun así, eso está muy lejos de los 50 $/barril necesarios para que los productores obtengan ganancias en un nuevo pozo petrolero. 

Algunos investigadores argumentan que es posible que no volvamos a gastar la cantidad de energía fósil consumida el año pasado y que 2019 pasará a la historia como el año pico de las emisiones de carbono. Estos graves problemas harán que sea más difícil para las compañías petroleras acceder al capital que necesitan para crecer y sobrevivir. Los precios más bajos del petróleo significan precios más bajos de las acciones y los préstamos soportados por esas acciones, tendrán intereses más elevados. El modelo clásico está hecho pedazos, se está desmoronando. 

Las grandes petroleras, pueden sentirse presionadas a invertir en energía limpia y otras alternativas para hacerse un papel en la transición energética. Lo anterior implica una reducción en la producción de petróleo. Un estudio publicado el año pasado por la organización sin fines de lucro Carbon Tracker dijo que “las compañías de petróleo y gas más grandes del mundo necesitan reducir su producción en más de un tercio para 2040 a fin de cumplir con los objetivos climáticos globales”.

Será difícil dejar el petróleo

Segundo escenario. ¿Puede conducir a un aumento de las emisiones? Históricamente, los bajos precios del petróleo han creado dolores de cabeza para los defensores del clima. El petróleo barato significa también combustible más barato, lo que lleva a las personas a conducir más y gastar más en bienes de consumo, reduciendo el incentivo para cambiar el esquema. Una empresa de envíos que compra una nueva flota de camiones estaría menos inclinada a comprar vehículos eléctricos. Otro ejemplo, una compañía de alimentos que está considerando cambiar su embalaje plástico proveniente del petróleo puede esperar unos años más. ¡Es muy difícil abandonar el petróleo cuando es tan barato!

La industria petrolera no está buscando una transición a los combustibles renovables. Buscan ganar dinero haciendo lo mismo que siempre han hecho, que es producir, refinar y quemar más combustibles fósiles.

Es tentador pensar que el coronavirus podría ser la respuesta para aquellos preocupados por el clima. Que la pandemia nos obligó a comenzar el proceso de reducir las emisiones de carbono y que impulsó a la humanidad por un camino hacia un mundo más limpio. Pero, no queremos que millones de personas desempleadas y deprimidas sean la forma en que “descarbonicemos” la economía. De hecho, necesitamos que el proceso sea exactamente lo contrario.

El COVID-19 no va a matar a la industria petrolera. Principalmente porque usamos muchas cosas que provienen del petróleo. Si queremos un aire más limpio y un clima habitable a largo plazo, necesitamos cambios sistémicos para “limpiar” la electricidad, los combustibles renovables y los plásticos no derivados del petróleo, ¡todo al mismo tiempo!

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Las opiniones expresadas en esta sección son de entera responsabilidad de sus autores.

 

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