De no atenderse la demanda nacional partiendo de nuestras propias fuerzas y capacidades, de no atenderse las demandas del pueblo, es fácil vaticinar una cadena de hechos que abonarán una rápida inestabilidad política y social, colocando a la sociedad en la disyuntiva entre la barbarie y una salida radical.
Así despedimos 2018. El peor año de la historia moderna venezolana, sin parangón en muchas décadas. Labrar una nueva perspectiva el nuevo año, obliga a pensar con sentido nacional y popular.
Si las naciones más ricas son responsables en su compromiso con el Acuerdo de París, entonces deben comenzar a contabilizar las emisiones de carbono de los productos que importan.