Un bosque sano puede retener agua para prevenir sequías, proporcionar alimento para los animales y las personas, además de evitar que se libere a la atmósfera el dióxido de carbono (CO2) que calienta el planeta. Por ello, no se puede subestimar el papel de los árboles en el funcionamiento biológico de muchos ecosistemas naturales. Sin embargo, están siendo talados a gran escala. El sur de Venezuela es considerado una de las cunas de la biodiversidad más importantes que quedan en la Tierra. Pero sus suelos también contienen oro y los análisis de imágenes de satélite muestran que la prisa por reclamar estas riquezas plantea graves amenazas para esta prístina selva tropical, hábitat de unas 850 especies de aves, 257 de mamíferos, 205 de anfibios y 204 de reptiles.
A nivel mundial, ha habido un aumento en el apoyo a la reforestación. Los bosques están teniendo su momento. Debido a que los árboles pueden aspirar el CO2 de la atmósfera, encerrarlo en su madera y el suelo, los gobiernos y las empresas están adoptando esfuerzos para combatir el cambio climático utilizando árboles. Las naciones se han comprometido a plantar o restaurar bosques en un área total de 3,4 veces el territorio de Venezuela.
La mayoría de los científicos están de acuerdo en que, en teoría, los nuevos árboles y bosques pueden enfriar el planeta. Dos artículos publicados recientemente buscan darles a esos esfuerzos una base más firme. Uno de los estudios cuantificó la cantidad de carbono, proveniente del CO2, que se podría absorber a nivel mundial al permitir que los bosques talados para la agricultura u otros fines vuelvan a crecer. El otro calcula cuánto carbono podrían secuestrar los bosques si estuvieran completamente llenos de árboles recién plantados.
Pero, ¿qué es más conveniente, plantar árboles o simplemente dejar que los bosques se regeneren naturalmente? Ambos métodos son esenciales para alcanzar los objetivos mundiales de reforestación, pero también enfrenta riesgos.
Plantación de árboles
Probablemente sea la opción favorita debido al control sobre las especies que se plantan. Es necesario invertir en infraestructura, como viveros, fertilizantes, incluso las semillas y las plántulas. A pesar de los desafíos, la plantación de árboles puede conducir al crecimiento económico, particularmente a través de la creación de empleos.
El año pasado, un informe realizado por Thomas Crowther determinó que hay alrededor de 1,7 mil millones de hectáreas de tierra, que podrían plantarse con unos 500 mil millones de árboles, lo que representa aproximadamente dos tercios de todas las emisiones de carbono liberadas por los seres humanos desde la Revolución Industrial.
Sin embargo, la plantación de árboles en apoyo de la restauración forestal es un tema polémico. Algunos informes han advertido contra las políticas que incentivan los esfuerzos de plantación de árboles mal diseñados, cubriendo cientos de millones de hectáreas con plantaciones de monocultivo de un puñado de especies comerciales de rápido crecimiento y, a menudo, no nativas como: acacias, eucaliptos y pinos. Dicho de otra manera, deben plantarse los árboles en el lugar y para el propósito correcto.
Regeneración natural
La naturaleza sabe qué cultivar y lo hace mejor. El tiempo que lleva regenerar un bosque se traduce naturalmente en niveles más altos de biodiversidad y especies de plantas nativas. Un estudio encontró que los bosques regenerados naturalmente contenían más biodiversidad en plantas, aves e invertebrados y una estructura de vegetación más restaurada que los bosques plantados en las regiones tropicales.
Los bosques regenerados naturalmente también tienen un almacenamiento de carbono más seguro. Un artículo reciente en Nature y en coautoría de investigadores de 17 organizaciones académicas y ambientales, afirma que el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), puede haber subestimado el potencial de captura de carbono de los bosques regenerados naturalmente en un 32%. Permitir que los bosques crezcan de forma natural puede ser técnicamente más simple y mucho más económico y, con el tiempo, permite que la población local utilice los bosques según su tradición. El estudio es el intento más detallado hasta ahora de mapear dónde los bosques podrían volver a crecer naturalmente y de evaluar el potencial de esos bosques para acumular carbono. Pero mientras que algunos bosques crecerán más lentamente o incluso morirán, otros probablemente crecerán más rápido debido al efecto de fertilización de más dióxido de carbono en el aire, un fenómeno existente a veces llamado “enverdecimiento” global. Lo bueno de la restauración natural de los bosques es que a menudo no requiere nada más que la inacción humana.
En algunos casos, la regeneración natural no puede funcionar. Depende del nivel de degradación del área en particular y si hay algún dispersor natural de semillas. Por ejemplo, las semillas de muchas especies de árboles también son transportadas por animales locales, como las aves. En las zonas donde estas especies han desaparecido, habrá que plantar estos árboles. También se necesita mucho tiempo para que las selvas tropicales desforestadas se regeneren, quizás alrededor de 65 años para que el bosque recupere su belleza.
Apoyo de la comunidad
El mejor método para volver a cultivar un bosque depende de la condición del paisaje, el propósito del bosque y las especies de árboles disponibles para la reforestación. Independientemente del método que se elija, la comunidad local debe estar de acuerdo con cómo se usa la tierra. La aceptación social y tener una visión compartida entre los diferentes actores del paisaje es clave. Si no tiene esa condición previa, lo más probable es que esos árboles no sobrevivan. Es posible que no se fertilicen o regulen porque la gente no ve un beneficio a largo plazo en ellos.
Adicionalmente, debido a la escasez de gas, se han cortado muchos árboles de las cuencas hidrográficas de nuestro país para obtener leña, que luego se utiliza para cocinar o vender. El gobierno realmente necesita comprender lo que requieren las comunidades. Necesitan energía, por lo que seguirán talando árboles a menos que se satisfagan sus necesidades energéticas. También se debe apoyar las políticas de reforestación, por ejemplo, mediante la creación de zonas protegidas y sanciones efectivas a las personas que violen estas protecciones. Los proyectos de reforestación solo son posibles a través de sólidas alianzas entre la comunidad y el gobierno.