¿Estamos en la segunda oleada de coronavirus o atrapados en la primera?

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El mes pasado los comercios estaban abriendo, los parques se colmaron y las personas volvían al trabajo. Diferentes sectores del país estaban disfrutando de los beneficios de la aplanada curva de contagio del coronavirus. Mientras tanto, en otras partes se registraban todos los días más casos nuevos y, en general, tuvimos un fuerte aumento en los contagios. Al ver estos números de casos crecientes, es razonable preguntarse si ésta era la temida segunda ola del coronavirus: un resurgimiento de infecciones crecientes después de una reducción en los casos. No es así, Venezuela aún se encuentra en la primera oleada. El virus se está propagando a nuevas poblaciones o resurgiendo en lugares que bajaron la guardia demasiado pronto. ¡El coronavirus está lejos de terminar! Para tener una segunda ola, la primera debe suprimirse.

Varios informes científicos y comunicados de organismos internacionales sobre la evolución de la pandemia en Venezuela, alertaban que lo peor estaba por llegar. Un informe titulado “Estado actual de la epidemia de la COVID-19 en Venezuela y sus posibles trayectorias bajo varios escenarios” del pasado 8 de mayo, presentado por la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales (Acfiman), alertaba sobre un posible escenario de emergencia sanitaria, con un pico de hasta 4.000 casos por día de coronavirus para el mes de junio. Afortunadamente, las predicciones de este modelo no ocurrieron. 

Aunque los modelos predictivos son útiles, es difícil incorporar todos los factores presentes en una pandemia. No podemos predecir con certeza un valor que se ajuste a la realidad por la existencia de dos fuerzas contrapuestas: una es el virus que avanza rápidamente a través de la población y la otra, es nuestro esfuerzo diario para mitigar esa progresión del virus a través de las comunidades. Además, debemos considerar que Venezuela es un país muy grande y heterogéneo, no podemos verlo de manera unidimensional porque cada estado o ciudad, es completamente diferente a otro debido a las diversas dinámicas de su población.

Entonces, ¿qué vendrá a futuro con las curva de contagio del coronavirus? Diferentes investigadores han tomado en consideración varios factores y propuesto modelos que muestran posibles escenarios de contagio del COVID-19. A continuación describo algunos de ellos. 

OLEADAS PERIÓDICAS 

En esta propuesta el brote del virus inicia y se suprime de manera alternada, generando picos de contagios y valles con disminución de casos (como se puede ver en el primer gráfico), hasta que se logre vacunar a suficiente población o se desarrolle inmunidad. Si la cuarentena se flexibiliza antes de que el virus se erradique lo suficiente, es posible que esta primera oleada no desaparezca por completo. En Venezuela, estamos levantando la cuarentena cuando todavía hay un número creciente de casos en varios estados. Es posible que tengamos picos y valles de transmisión ocurriendo una y otra vez. El tamaño de los picos podría reducirse al mantener el uso de la mascarilla al salir de casa, el distanciamiento en el transporte público y evitando asistir a lugares concurridos. 

SEGUNDA OLEADA

Históricamente, la mayoría de las pandemias de influenza han golpeado en distintos momentos, con un primer pico seguido de una segunda gran oleada resurgente meses después, como se observa en la segunda figura. Pero no hay garantía de que SARS-CoV-2 se desarrolle de la misma manera. El distanciamiento social y los conocimientos aportados por la investigación científica, serán fundamentales para proyectar el futuro de la pandemia. 

La frecuencia de los brotes significativos también puede estar influenciada por el clima. La mayoría de las influenzas se propagan más fácilmente en periodos fríos porque se cree que el virus prefiere el aire seco a la humedad. Si este coronavirus se comporta de la misma manera, y aún no hay pruebas de que lo haga, podríamos ver marcados aumentos de COVID-19 durante el periodo más frío, diciembre-enero.

Mutaciones significativas en el virus también pueden conducir a una fuerte oleada de nuevas infecciones en el futuro. Solo hemos estudiado el virus por seis meses, por lo que es posible que surjan diferentes cepas. Pero hasta el momento no hay evidencia de que eso pueda ocurrir.

OLEADAS OCASIONALES

Para los países que pueden implementar medidas altamente efectivas, como las pruebas de detección viral, el rastreo de contactos y el adecuado control sanitario transfronterizo, esta primera oleada de casos de coronavirus puede ser la última que experimenten, al menos por algún tiempo. Sin embargo, será extremadamente difícil para la mayoría de los países, especialmente en aquellos con grandes poblaciones y fronteras con alta movilidad, el poder mantenerse alejados de nuevos casos, sobre todo en un mundo tan globalizado.

También estará influenciada por factores fuera de nuestro control. El primero es si podemos volvernos inmunes al virus y, de ser así, cuánto tiempo durará esa protección. A veces la inmunidad puede durar décadas. Durante la pandemia de gripe porcina de 2009, las autoridades de salud pública estaban inicialmente confundidas sobre por qué muchas personas mayores parecían ser inmunes. Más tarde, descubrieron que el virus era estructuralmente similar al que circuló durante la pandemia de 1918. El sistema inmune de muchas personas mayores se había enfrentado a un virus similar hace 92 años. Se cree que la resistencia a algunos coronavirus descubiertos anteriormente se desvanece en un año. Si la inmunidad a SARS-CoV-2 no es permanente, es probable que se genere un nuevo brote, según un informe de los epidemiólogos de Harvard. 

Finalmente, la respuesta radica casi por completo en las decisiones que tomemos, por lo que podría ir en cualquier dirección. Realmente creo que en este momento hay una gran incertidumbre… La forma futura de la pandemia será decidida por la acción humana, en forma de distanciamiento social, pruebas y otros métodos tradicionales de control de enfermedades, pero también por varias preguntas sin respuesta sobre la naturaleza del virus. El riesgo potencial sigue ahí: el virus todavía existe y no es menos mortal o infeccioso que a principios de 2020.

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