Muy al sur de Venezuela, hay una curiosa colección de débiles constelaciones engarzadas en el estrellado tapiz del cielo nocturno. No llevan los nombres de mitos y leyendas porque los antiguos griegos no podían verlos desde el hemisferio norte. Estas constelaciones fueron trazadas más tarde, a mediados del siglo XVIII, por un astrónomo francés que navegó hacia el sur. Las nombró en honor a algunos objetos bastante mundanos de su tiempo: un telescopio, un microscopio, un reloj y hasta un cincel. ¡Parecía un viejo baúl de corotos! Y al igual que un baúl, este rincón del cielo ha estado ocultando algo realmente notable. Los astrónomos han descubierto un agujero negro en la constelación de Telescopio. A tan “solo” 1000 años luz de distancia, este agujero negro está más cerca de nuestro sistema solar que cualquier otro que los astrónomos hayan encontrado hasta la fecha. Mil años luz (9.510 billones de kilómetros) pueden sonar distantes para nosotros, pero en proporciones cósmicas, está muy, muy cerca. En la escala de la Vía Láctea, está en nuestro vecindario.
Entonces, si este agujero negro está, al menos en términos astronómicos, allí mismo, ¿cómo se les ha escapado a los astrónomos durante tanto tiempo? Bueno, es que los agujeros negros son invisibles. La forma de encontrar los puntos más oscuros del universo es buscar pistas luminosas a su alrededor.
La mayoría de los agujeros negros que los astrónomos han encontrado en nuestra galaxia, menos de 50, han sido vistos porque estaban engullendo estrellas cercanas, arrastrando material hacia sus fauces, hasta llegar al punto de no retorno, donde la materia y la energía ya no pueden escapar de su gravedad. ¡Ni la luz se escapa! Este agujero negro cercano había evadido la detección hasta ahora, ya que es muy pequeño y muy silencioso, porque no emite ni refleja ninguna radiación detectable.
El objeto recién descubierto tiene algo que decirnos. Está en un sistema estelar triple, con dos estrellas. A modo de comparación, es como un móvil infantil. En una rama del móvil tenemos dos objetos celestes colgando, uno de las cuales no es visible y es el agujero negro, estos dos objetos están orbitando entre sí. En la otra rama del móvil tenemos la otra estrella que está mucho más lejos de ellos.
Este sistema aparece a través de nuestro telescopio como una única estrella brillante, pero los signos característicos en la luz emitida fueron los que revelaron que eran dos estrellas y se creía que era un sistema binario, llamado HR 6819. Cuando los astrónomos tomaron observaciones del sistema como parte de una investigación sobre estrellas binarias, encontraron algo mal. Las órbitas de esas dos estrellas parecían estar “torcidas”.
Una de las estrellas se mueve con un período de 40 días y a una velocidad de 60 kilómetros por segundo, siendo inusualmente alta. La única forma de entender esto era infiriendo que hay otro cuerpo muy grande que, sin embargo, no era visible: un agujero negro, con una masa cinco veces mayor que nuestro sol. Cuando se analizaron, estas órbitas sugirieron que no había dos, sino tres objetos que danzaban juntos. Las observaciones de seguimiento que rastrearon las estrellas fueron realizadas con el telescopio MPG / ESO de 2,2 metros en el Observatorio La Silla en Chile.
Hace unos 15 millones de años había tres estrellas en el sistema, una de esas estrellas se volvió demasiado grande y caliente. Se convirtió en supernova y luego en un agujero negro durante un proceso violento. Las dos estrellas supercalientes restantes estaban lo suficientemente lejos como para no ser absorbidas, pero sí para que se deformara su órbita. Como la mayoría de este tipo de agujeros negros, este es relativamente pequeño, tal vez de unos 40 kilómetros de diámetro, equivalente al tamaño del antiguo estado Vargas.
Y podría haber tantos más
Este trabajo, que se publicó en la revista Astronomy & Astrophysics, sugiere la emocionante perspectiva de una población entera de agujeros negros que esperan ser descubiertos en nuestra propia galaxia y que se pueden hallar cerca de estrellas que se muevan de manera extraña. Aunque el agujero negro fue descubierto hace 6 años, el equipo suspendió la publicación, después de que Stanislav Stefl, el astrónomo que sugirió que el objeto invisible podría ser un agujero negro, muriera en un accidente automovilístico en 2014.
Los astrónomos coinciden en que debería haber cientos de millones de agujeros negros en nuestra galaxia. ¡Hay muchos más como este! Con casi la misma probabilidad de ver colibríes en Caracas. Los agujeros negros son los subproductos de las estrellas envejecidas que explotaron de manera espectacular al final de su vida. Para colapsar en un agujero negro, la estrella precursora necesita al menos una masa de 20 veces la del Sol. Tales supernovas pueden, brevemente, eclipsar a galaxias enteras, pero las estrellas compañeras cercanas pueden sobrevivir al cataclismo, lo que explica por qué todavía existe HR 6819. En este contexto, HR 6819 es bastante interesante.
Pero, ¿este agujero negro será un peligro para nuestro planeta? No se preocupen, a pesar de su proximidad a la Tierra, el agujero negro no representa un peligro para la vida. Es probable que haya otros agujeros negros cerca de nosotros, ocultos en rincones oscuros alrededor de estrellas brillantes. Algunos pueden estar orbitando sin estrellas cercanas, sin ningún destello brillante para iluminar su existencia, como una linterna cósmica que brilla sobre un baúl olvidado en el “sótano estelar”. Aún nos queda mucho por descubrir.
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