Tocando el Sol por primera vez

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Ondas de plasma, islas magnéticas flotantes, lluvias de partículas cargadas, son algunas de las cosas que la sonda Solar Parker de la NASA presenció durante sus encuentros con el Sol. Para esta pequeña nave espacial, el clima allá afuera es candente. Nuestra estrella es magnéticamente activa, desencadena poderosas explosiones de luz, inunda de partículas que se mueven cerca de la velocidad de la luz al sistema solar y arroja nubes de material de miles de millones de toneladas. La nave espacial ha estado expuesta a temperaturas abrasadoras y a la intensa luz solar a medida que se desliza por la atmósfera exterior de la estrella que está a casi 1 millón de grados centígrados.

La nave está vestida apropiadamente para el viaje. Lleva un escudo térmico de cerámica hecho a la medida para proteger sus instrumentos y sistemas científicos de vanguardia, con tubos llenos de un líquido refrigerante circulando para enfriarse a unos 26°C. Desde que salió el 12 de agosto de 2018, Parker ha realizado tres pases sofocantes de los 24 planificados. Es una misión audaz, extrema, es un esfuerzo de ingeniería enormemente impresionante y sus hallazgos ya sorprenden a los científicos en casa.

En los siglos transcurridos desde que Copérnico redibujó el mapa cósmico, los científicos han viajado más cerca del corazón de nuestro Sistema Solar, primero con telescopios, luego con satélites y ahora con naves espaciales. Uno de los primeros descubrimientos científicos sobre el Sol y el más significativo fue que la Tierra no era el centro del universo, sino que orbitaba alrededor del Sol.  Hemos aprendido que el Sol consiste principalmente en átomos de hidrógeno que se fusionan de dos en dos para convertirse en helio, liberando una inmensa energía que alimenta nuestra estrella y a muchas otras. Con el descubrimiento de los exoplanetas, nos dimos cuenta de que muchas estrellas podrían ser el Sol de otras especies.

Hoy, nuestra comprensión de los mecanismos sutiles del Sol es más sofisticada que antes, pero sigue siendo incompleta y misteriosa. Al volar una nave robótica a través del tenue plasma que emana del Sol, esperamos responder enigmas como: ¿Por qué la atmósfera exterior del Sol, la corona, es tan caliente? ¿De dónde viene el viento solar y por qué sale disparado así de la corona? Estas son algunas de las preguntas que los científicos esperan que la nave espacial del tamaño de un automóvil, pueda responder antes de que termine su misión en el 2025, con una fogosa caída hacia el Sol.

La NASA reportó el 4 de diciembre el primer grupo de resultados, publicándolos en cuatro artículos de la revista Nature. Los hallazgos provienen de mediciones de la corona, que es, notablemente, más caliente que la superficie misma. La corona se extiende por más de 16 mil millones de kilómetros desde la superficie hacia el espacio, siendo visible a simple vista durante un eclipse Solar, cuando la luna proyecta su sombra sobre la Tierra y bloquea el Sol, dejando solo un anillo dorado en el cielo oscuro. La corona desata poderosas corrientes de partículas de alta energía, conocidas como viento solar, que se pueden sentir en todo el Sistema Solar y mucho más allá de Plutón.

Los datos de la sonda Parker muestran que este  viento es mucho más turbulento cerca del Sol que en nuestra propia vecindad, a cientos de millones de kilómetros de distancia. El viento arrastra el campo magnético del Sol hacia el espacio, pero puede doblar el campo lo suficiente como para que las fuerzas magnéticas giren completamente hacia el Sol y regresen a él. Los investigadores no esperaban la fuerza de este efecto, ni la frecuencia con la que parece ocurrir. Los científicos también descubrieron que los cambios en el campo magnético aceleran las partículas que salen del Sol mucho más rápido de lo que cualquiera de sus modelos había predicho. Los astrónomos han pasado décadas investigando las profundidades de innumerables estrellas distantes en el cosmos, algunas de ellas a miles de millones de años luz de distancia, pero la nuestra aún oculta secretos.

Los científicos no han podido hacer tales detecciones de primer plano con instrumentos en la Tierra, o incluso con misiones anteriores al Sol, que nunca se acercaron tanto. Para estudiarlo, la proximidad lo es todo. En cada aproximación, la sonda Parker también se acercará para realizar una de las hazañas más difíciles de la exploración espacial robótica. Suena contradictorio, pero en realidad es más difícil alcanzar al Sol que abandonar el Sistema Solar por completo.

La gravedad del Sol siempre está jalando de todo lo que lo rodea, desde planetas gigantes hasta pequeñas lunas, pero esos objetos también giran alrededor del Sol a grandes velocidades, lo que evita que caigan hacia él. Para llegar a Marte, solo necesitamos aumentar ligeramente nuestra velocidad orbital. Pero si queremos llegar al Sol, básicamente tenemos que reducir por completo nuestro impulso. Ninguna tecnología de cohetes existente es lo suficientemente potente como para cancelar el movimiento de la Tierra de esa manera, por lo que la sonda Parker está recibiendo ayuda de los demás planetas. La nave espacial ha estado volando hacia Venus y dando vueltas, recortando su órbita cada vez, para arrojar algo del impulso, acercándose al centro del Sistema Solar.

El lanzamiento de la sonda solar Parker marcó el comienzo de un nuevo y emocionante capítulo en nuestra exploración del Sol. Siguiendo sus pasos a principios del 2020 estará el Orbitador Solar de la Agencia Espacial Europea, que llevará un conjunto de telescopios para proporcionar nuevas imágenes impresionantes del Sol. El Orbitador Solar trabajará en conjunto con la sonda solar Parker para transformar la comprensión de nuestra estrella local, a medida que la humanidad se acerca para tocar el Sol por primera vez.

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