Para muchos, estamos condenados a vender nuestra alma a uno u otro diablo. En las circunstancias actuales, la hegemonía imperialista a decir menos, está en disputa.
Hace casi medio siglo que las misiones Apolo pusieron a Neil Armstrong en la superficie de nuestro satélite. Hoy los esfuerzos están puestos en lograr la misma hazaña pero en Marte
China parece convertirse en el hegemón mundial y se presenta ante el mundo como un país socialista, guiado por un partido comunista. Pero son hoy los más interesados en preservar el liberalismo moderno. Parece una contradicción. Pero no, es la naturaleza del revisionismo.
La apologética económica guarda distancias pero en el terreno de los tiempos y magnitudes pero no en la esencia de las medidas. También harían cosas similares y más drásticas aún.
Los recientes ejercicios militares de Rusia y China son apenas una señal del poder bélico de este bloque, de sus preparativos para grandes confrontaciones por el reparto del mundo.
El rescate griego parece darle la razón al exministro Varoufakis. Ha sido un fracaso. Si vemos en términos del desarrollo, Grecia está detrás de las escalas alcanzadas en la producción de distintos rubros.
Si las naciones más ricas son responsables en su compromiso con el Acuerdo de París, entonces deben comenzar a contabilizar las emisiones de carbono de los productos que importan.