Tsipras y Maduro, o cómo disfrazarse de «izquierda» para actuar en favor del capital

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Aunque eso de «izquierda» se ha convertido en una palabreja manida, sigue rindiendo en favor del capital. La historia es larga, muy larga. Compleja. Controversial. Muy controversial. Pero, en la circunstancia venezolana, cobra vida. Cobra cuerpo de una manera dramática, sobre todo por sus efectos en los intereses populares. Son nuevas formas de revisionismo, para ser rigurosos. Tsipras-Maduro. Tsipras-Chávez. Esa analogía es fundamental para comprender cómo, a momentos, la oligarquía internacional hace uso de quienes levantan el discurso de “izquierda” para imponer sus medidas contra el pueblo, sobre todo, cuando se trata de paquetes como el griego, o el de Venezuela.

Yanis Varoufakis, ex Ministro de finanzas de Grecia durante los primeros seis meses del Gobierno de Alexis Tsipras, hasta la noche en que éste último traiciona al pueblo griego, hace una afirmación lapidaria: “El tercer rescate de Grecia está diseñado para fracasar”. Agregamos, los rescates están diseñados para fracasar. Eso que llamamos «paquete de Maduro», es un plan de «rescate», también diseñado para fracasar. Así como fracasó el de Carlos Andrés Pérez en 1989.

Aunque otra lectura nos lleva a pensar que no se trata de que estén diseñados para fracasar sino que eso que llamamos fracaso en realidad es un logro desde la perspectiva de los intereses de la oligarquía financiera. De lo que se trata es de garantizar el retorno de los capitales a los acreedores para que se sigan endeudando. Eso lo logran con esos llamados rescates, Los límites se encuentran en la capacidad de crédito que brinda el país en cuestión. Sus riquezas minerales. Pero, sobre todo, la capacidad de un Estado de sacar de los bolsillos de la gente. Recordemos que, como afirmara Marx: “La acumulación de capital en forma de la deuda pública no significa, como hemos visto, otra cosa que la acumulación de una clase de acreedores del Estado autorizados a percibir ciertas sumas sobre la masa de los impuestos públicos”.

La deuda pública, por demás, según el mismo autor, es: “La única parte de la llamada riqueza nacional que realmente entra en la posesión colectiva de los pueblos modernos… El crédito público se convierte en el credo del capital. Y al surgir el endeudamiento del Estado, el pecado contra el Espíritu Santo, para el que no hay perdón alguno, deja su lugar a la falta de confianza en la deuda pública”.

Paquete Maduro

Así, este paquete de Maduro, que llega en medio de una gran alharaca, no es más que un plan de rescate al estilo griego. Lo que se busca es cuadrar cuentas para estar solventes frente a los acreedores. Es más, mucha de la orientación liberal y monetarista tiene ese fin. El fetiche monetarista, por ejemplo, hace ver que con solo cuadrar cuentas ajustando el gasto a los ingresos, liberalizando el mercado de divisas, da como resultado resolver los problemas económicos y encaminarnos hacia el crecimiento. No atienden, los liberales ni su corriente monetarista, asuntos de la concentración de capitales.

De allí que el paquete, lanzado bajo una oferta engañosa, solamente busca eso, cuadrar cuentas y conseguir contratar más deuda. De allí que, a renglón seguido, seguramente vendrá un entendimiento, sobre todo con los chinos. Ya se asoma en Bloomberg la especie de un nuevo préstamo chino por 5 millardos de dólares.

Además, seguimos especializándonos en petróleo y minería. Es la división internacional del trabajo, ahora bajo el bastón chino y ruso.

Una de las ofertas era que el anclaje conduciría a que el salario mínimo se dispararía a 200 dólares. Al final, ni a 10. Los sueldos y salarios altos, se derrumbarían al escalón del mínimo. Un apalancamiento para abajo. Así, todos estamos igualados. Pero para abajo.
Primero nos quitaron hasta el ahorro para la jubilación. Con la hiperinflación se esfumaron las prestaciones sociales. Eso ya es irrecuperable. Ahora aplanan el salario hacia abajo de tal manera que además del futuro, nos quitan lo poco del presente. Nos quitan de manera más directa. Además, seguirá reduciéndose el gasto en servicios como educación, salud, entre otros. Pero se mantiene la partida de pago de deuda externa.

El objetivo de reducir la inflación pueden alcanzarlo, aunque las señales indican lo contrario. Ciertamente ha habido un incremento de precios brutal como resultado de la dolarización, de la especulación y la subida de los costos de producción, sobre todo por el incremento de los pasivos laborales. Habría que ver en cuánto ha incidido en este incremento de precios la inflación. Habría que ver el efecto que tiene la incorporación de la masa monetaria del nuevo signo. Si ya copó todas las esferas, manteniéndose la caída del PIB, podremos comenzar a hablar de nueva inflación o hiperinflación.

Rescate Tsipras

Los griegos vieron caer sus salarios y el deterioro de los servicios de manera brutal. También bajo la égida de los «socialistas» de palabra. Syrisa, partido formado por distintas agrupaciones que se definen «socialistas» y hasta «comunistas», terminó cumpliendo el mandato de la oligarquía europea. Con los partidos burgueses tradicionales les había resultado difícil alcanzar las metas.

El rescate griego parece darle la razón al exministro Varoufakis. Ha sido un fracaso. Si vemos en términos del desarrollo, Grecia está detrás de las escalas alcanzadas en la producción de distintos rubros. Hasta la producción de aceite de oliva, tradición histórica de esa economía, se ha visto afectada. La contracción de la economía en buena medida es el resultado de que gran parte de la riqueza se destina al pago de deuda. No alcanza para servicios públicos ni para la inversión productiva. No se incrementa la formación bruta de capital fijo.

Así, una deuda que se le fue imponiendo a los griegos, bajo la vista gorda de los acreedores que no se fijaban en su capacidad de pago, unido a la manipulación de los gobernantes de turno, condujo al rescate. El impago y posterior rescate, condujo a un crecimiento inusitado de más deuda. Tres rescates que elevaron a más de 270 mil millones de euros la deuda, fueron motivo para imponer una política económica para garantizar el retorno de capitales y el continuo crecimiento de la deuda.

Sumemos que Alemania busca que Grecia, como buena parte de Europa, compre los productos de exportación alemanes. Que sea parte del mercado alemán. Que produzcan lo que les compete dentro de una división internacional de trabajo bajo la égida del imperialismo alemán.

El petro y demás, tierra en los ojos

Otro de los aspectos que obnubilan es que se ancla al petro el nuevo signo monetario. La gente no maneja bien eso de los criptoactivos, como en el caso que nos ocupa, el petro. Título de valor como cualquier otro. Es un criptoactivo. No es una criptomoneda. La diferencia es que este criptoactivo es un título valor. La criptomoneda es un valor producto del trabajo humano. Es un tipo diferente de criptoactivo. Su minado es lo que le da vida. Le da valor. El petro, como título de valor, apenas representa un valor. Es expresión de un valor, de una riqueza. En este caso, el petróleo, aunque anuncian que también habrá otros minerales que serán expresados en este tipo de títulos para dar respaldo a la nueva moneda, el bolívar soberano.

El Gobierno deberá definir cambios en el precio del petro con base en las fluctuaciones del precio del crudo a escala internacional. Pero también deberá ajustar el salario mínimo en la misma dirección. Eso lo pueden hacer. Sin embargo, nada de eso resuelve el problema.

Sigue habiendo incertidumbre al respecto. Eso lo alimenta el chavismo. No se conoce el mercado del petro. Sigue rodeado de un halo de misterio. Eso luce exprofeso.

La asfixia universitaria

Parte del paquete, como hemos visto, es golpear la educación. Así, todo indica que la cosa va en serio contra las universidades. Este Gobierno siempre le ha tenido ganas. Pero ahora parecen querer dar una estocada mortal. Aprovechan para ello el paquete. Ya la deserción y fuga de docentes es grave. Con el aplanamiento salarial ─un profesor titular percibirá lo que un obrero─, la cosa se profundiza.

Con el chavismo, retumban los gritos del general franquista Millán-Astray: “¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte! Unamuno respondió a Millán-Astray: “… venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis…”. Superaremos a Unamuno porque no permitiremos que nos derroten. Aún con la fuerza bruta, estaremos en pie de lucha hasta derrotar esta, la más grande ofensiva contra el pueblo y la cultura. Contra la universidad y la educación.

Son momentos en los cuales se entroniza en la conciencia de la gente, en la conciencia de los trabajadores, de la gente humilde, de quienes viven del trabajo, la idea de la necesidad de la transformación. Salir de Maduro, salir de la dictadura, debe suponer el inicio de una nueva era para Venezuela. Debe convertirse en cultura, debe convertirse en canción, debe convertirse en poesía. Hay disposición de lucha. Falta el mando.

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