Cuando miraron en conjunto a los genes implicados en estas regiones de ADN, surgieron algunos patrones interesantes. La forma en que los genes influyen en la cara no fue del todo uniforme. Descubrieron que algunos tenían efectos muy localizados e impactaban partes específicas del rostro, mientras que otros tenían efectos amplios que involucraban múltiples regiones.
Un número creciente de científicos ve a un cadáver en descomposición como la piedra angular de un ecosistema vasto y complejo, que emerge poco después de la muerte, que florece y evoluciona a medida que avanza la descomposición