La historia de la dolarización en Venezuela es de larga data, luego de haber contado el bolívar con una solidez que lo colocaba como una de las monedas más sólidas del planeta.
El salario del hambre puede derivar en el salario del miedo. Del que sentirá la tiranía. Esta expresión se usa para titular la célebre cinta, El salario del miedo, dirigida por Henri Clouzot, basada en la novela homónima de George Arnaud.
Bajos salarios, unidos a la destrucción de la organización sindical, afianzan la contratación de los trabajadores de manera más ventajosa para el patrón, sea el Estado o la empresa privada.
En vez de concentrarse la producción se lleva a la quiebra miles de empresas. Se destruye el campo y se desertifica la planta industrial. El proceso destructivo lleva a la crisis eléctrica. Las empresas básicas son llevadas casi a la ruina.
Ya el espejismo que vieron algunos chavistas comienza a disiparse. Ya salen de la borrachera. Las palabras de Padrino, hechas realidad, y los precios de mercado, anuncian que la pesadilla sigue, pero peor.
Se ha sembrado la más grande incertidumbre en la gente. Trabajadores, comerciantes, empresarios, intelectuales, andan a la expectativa. Reina la confusión