¿Qué sucede cuando una estación espacial cae del cielo?

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La Tiangong-1, cuyo nombre significa “palacio celestial”, se desintegró el lunes pasado durante su reentrada en la atmósfera terrestre. La nave, que se desplazaba de forma descontrolada desde el 2016, puso fin a más de seis años en el espacio a las 9:15 hora de Venezuela, al precipitarse en el Pacífico sur. “La mayoría de los dispositivos del módulo fueron eliminados y destruidos durante la reentrada”, informó en un comunicado la Oficina de Ingeniería Espacial Tripulada de China.

La Tiangong-1 entró en la atmósfera una media hora antes de lo previsto por la misma agencia, que había estimado inicialmente que la zona de caída sería el Atlántico Sur, frente a las costas de Sao Paulo. Su entrada, finalmente, se produjo a miles de kilómetros al noreste de Nueva Zelanda.

Las agencias espaciales de todo el mundo estuvieron pendientes del destino final de la nave, que era prácticamente imposible de predecir porque el laboratorio estaba fuera de control. Las autoridades de la Agencia Especial Europea estimaron la probabilidad de que alguien fuera golpeado por alguno de los restos de la Tiangong-1 en “10 millones de veces más pequeña que la probabilidad de ser alcanzado por un rayo”. Además, en los 60 años que la humanidad ha estado lanzando cohetes, se sabe que solo una persona ha sido golpeada por desechos espaciales.

La Tiangong-1, de aproximadamente 10 metros de largo y 8,5 toneladas de peso, no fue la primera nave espacial que se precipitaba hacia la tierra. Anteriormente, lo habían hecho la estación soviética Mir y el laboratorio estadounidense Skylab (pesaba 10 veces más que Tiangong-1, y nadie resultó herido). Los satélites y las naves espaciales caen a la Tierra todo el tiempo. Los vehículos en órbitas más bajas son bombardeados por pequeñas partículas en la atmósfera superior del planeta y eso eventualmente los hace caer.

Pero, por lo general, estos objetos que caen son lo suficientemente pequeños y se queman al volver a entrar en la atmósfera. El problema con la Tiangong-1 es que era bastante masiva y se estimaba que alrededor del 10 al 40 por ciento de la nave espacial llegaría al suelo. Pero, ¿qué pasó exactamente con la Tiangong-1 cuando se precipitó?

¿Han visto Gravedad? una película británico-estadounidense de ciencia ficción. La representación del reingreso en ese film es bastante precisa, siendo una de las mejores cosas que mostraron. En una de las escenas dramáticas al final de la película (advertencia: spoilers más adelante), el personaje de Sandra Bullock está varada sola en una cápsula Soyuz y la Estación Espacial Internacional destruida detrás de ella. Después de una breve alucinación por falta de oxígeno, Bullock maniobra la Soyuz hacia una versión ficticia de una estación espacial Tiangong y entra justo cuando la estación comienza a reingresar a la atmósfera de la Tierra. El descenso de Bullock fue bastante parecido a lo sufrido por la Tiangong-1. Potentes corrientes de viento sacudieron la estación, agitándola violentamente. Las celdas solares, las antenas y cualquier otro equipo sobresaliente estarían entre los primeros en quemarse a 100 kilómetros de altura sobre nuestro planeta. Además la Tiangong-1 debió llegar a la parte superior de la atmósfera en el ángulo correcto para evitar rebotar al espacio. Una capa de plasma caliente debió envolver a la estación espacial y el metal comenzó a fundirse por las temperaturas extremas.

Durante ese período de intenso calentamiento, y según las fotos que China compartió públicamente sobre la Tiangong-1, la estación no parecía tener ningún tipo de protección contra el calor. Tiangong-1 se rompió en pedazos, volando juntos en el camino de descenso, como una bandada de pájaros. El material más ligero se ralentizó y, por lo tanto, experimentó menos calor, lo que significa que parte de él pudo sobrevivir a la caída. El material más pesado debió experimentar el calor más severo, pero algunos objetos densos pudieron escapar de derretirse antes de llegar a la superficie de la Tierra. De haber observado el reingreso de Tiangong-1, probablemente hubiésemos visto un rastro brillante y ardiente cruzando el cielo a 200.000 kilómetros por hora, con múltiples objetos en un cúmulo durante aproximadamente un minuto. Sería difícil predecir qué partes de la Tiangong-1 sobrevivieron al descenso, particularmente porque la composición de la estación no se conoce públicamente. Aun cuando pequeños remanentes pueden haber caído en las aguas del Pacífico, no ha habido ninguna confirmación al respecto y la posibilidad de ver una lluvia de meteoritos a través de un cielo tampoco se materializó, porque la desintegración de la nave ocurrió en una zona no habitada y a plena luz del día.

Dondequiera que haya partes de Tiangong-1, se seguirán considerando como propiedad de China, de acuerdo con la Ley Espacial Internacional. Cualquier daño resultante también es responsabilidad de China. Si los desechos aterrizaron en una parte remota de un país extranjero, China puede optar por dejarlos allí, como otras naciones lo han hecho y lo siguen haciendo.

Si algo sobrevive a una reinserción descontrolada, generalmente está en muy mal estado. Ha habido algunos casos atípicos, como el reingreso de un satélite soviético en 1977 que dispersó escombros radiactivos en el norte de Canadá. En ese caso, los restos no pudieron ser abandonados. Los canadienses llevaron a cabo la limpieza y les cobraron a los soviéticos por el trabajo. Otros se encuentran en museos, como los restos de Skylab, que en 1979 realizó una reentrada controlada sobre el Océano Índico pero dejó algunas piezas a lo largo de la costa del oeste de Australia. Australia multó a Estados Unidos de Norteamérica por arrojar basura “como una broma” y luego colocó las “sobras” en exhibición.

La buena noticia es que Tiangong-1 ayudará a los expertos a refinar mejor sus modelos de desechos espaciales. Un grupo internacional de agencias estatales conocido como IADC eligió esta estación espacial para rastrearla a medida que descendió, permitiéndoles refinar sus modelos de predicción. Probablemente podrán precisar el tiempo de reingreso, pero exactamente dónde y cuándo sucederá va a ser incierto por un tiempo.

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