Después de la catástrofe que atravesó el corazón de la cultura francesa y la historia de la humanidad, parte de la madera de la catedral de Notre Dame es ceniza. El incendio comenzó por la noche, alrededor de las 6:30 pm, en el ático de la iglesia. Una porción de esta madera se colocó en el año 1160. Las vigas y el exterior del techo sobre la nave, así como la sección principal del edificio, datan de entre 1220 y 1240. Esas vigas de roble de hace casi un milenio, fueron un bosque de más de 5.000 árboles que se hallaban en la cercanía de la construcción de la joya del arte gótico.
Las torres y los contrafuertes voladores del edificio se alzaron sobre Paris durante siglos, lo que llevó a Víctor Hugo a ubicar Notre Dame no solo en el centro literal de la ciudad de París, sino también en su centro histórico, como un símbolo, referida como la “sinfonía de piedra”. Las llamas y una columna de humo la hicieron aún más llamativa, y cuando las llamas se extendieron, el impacto del incendio se hizo más claro. La torre de 92 metros de plomo y madera, construida por Lassus y Viollet-le-Duc en 1860 como parte de una remodelación, colapsó en el voraz incendio. La buena noticia es que la fachada del edificio y las dos torres principales permanecieron intactas, mientras que las obras de arte y los artefactos históricos de la catedral, incluyendo La Corona de Espinas y la túnica de San Luis, se han salvaguardado.
La catedral, un ejemplar de 850 años de antigüedad, estaba en proceso de reparación y los funcionarios dijeron que algo pudo haberse encendido accidentalmente en medio de los trabajos. Aunque los investigadores de incendios aún tienen mucho por averiguar, los expertos dicen que existen varias explicaciones de cómo comenzó el incendio y por qué fue tan difícil combatirlo. Lo cierto es que llevar herramientas eléctricas, lámparas y equipos de soldadura cerca de un edificio con siglos de antigüedad aumenta el riesgo de ignición.
Al igual que en la paradoja de la nave de Teseo, Notre Dame ha sufrido daños, reparaciones y reconstrucciones a lo largo de los siglos. Fue dañada por disturbios hugonotes en el siglo XVI, fue casi destruida durante la Revolución Francesa cuando multitudes saquearon el edificio y decapitaron las estatuas. Desde entonces, la catedral ha resistido y sus campanas sonaron para celebrar el fin de las dos guerras mundiales.
Notre Dame vive en incontables dibujos, fotografías y pinturas como la de Tito Salas que plasmó el encuentro entre Bolívar y Humboldt con la catedral de fondo. Esto sin mencionar los recuerdos de las personas que la visitamos, quienes escuchamos música en medio de su incomparable acústica. Con momentos memorables, donde Dudamel al frente de la Sinfónica Simón Bolívar interpretando un Requiem de Berliotz o la Coral Nacional Juvenil cantado una Fulía de Cumana, deleitando a los presentes bajo la cúpula de Notre Dame.
A medida que el mundo absorbe la magnitud de la devastación provocada por el infierno en Notre Dame, los arquitectos e ingenieros anticipan un proceso de restauración de décadas de duración repleto de desafíos sin precedentes. Los diseñadores deberán navegar por cuestiones estructurales complicadas y debates delicados de preservación para satisfacer a una gran variedad de partes interesadas. Todos harán la misma pregunta: ¿Cómo revivir un ícono de 850 años de edad?
Los últimos veinte años han visto un desarrollo exponencial en la aplicación de la tecnología al patrimonio cultural, especialmente para la protección, el estudio y el manejo de sitios arqueológicos y paisajes culturales. Notre Dame vive también en el mundo virtual y eso puede hacer que su restauración sea aún más favorable. El presidente francés Emmanuel Macron se comprometió a restaurar la catedral. “Vamos a reconstruir Notre Dame”, dijo. Pero los constructores deberán tener en cuenta el delicado equilibrio entre preservar la historia y prevenir futuros desastres.
Hace unos pocos años, el historiador especialista en arquitectura Andrew Tallon, quien dedicó su vida al estudio de la arquitectura medieval, sus misterios y resonancias, combinó su interés por la tecnología para crear formas novedosas de estudiar edificios de siglos de antigüedad. Y fue así como en 2010, Tallon llevó una Leica ScanStation C10 a Notre-Dame y comenzó a escanear minuciosamente cada pieza de la estructura, por dentro y por fuera. Montaron la Leica en un trípode, colocaron marcadores en todo el recinto y pusieron la máquina a trabajar.
Notre Dame está viva
Durante cinco días, escanearon una y otra vez, 50 veces en total. Sus mil millones de puntos de luz revelaron una “estructura viva”, que el software pudo representar en imágenes del espacio tridimensional y crear una recreación digital completa con increíble detalle y resolución. Los datos que se obtuvieron podrían ser una ayuda invaluable, es un mapa para quien esté a cargo de la reconstrucción de la estructura. A medida que los trabajadores en la catedral y las autoridades francesas comiencen a considerar qué hacer, buscarán los archivos de datos del escaneo láser que creó Tallon. Todos esos datos ahora existen en un disco de 1 TB, un pequeño portal hacia el pasado.
El trabajo en Notre-Dame aún no ha comenzado, pero será un proceso largo. El primer paso podría ser el apuntalamiento de emergencia para las paredes y la eliminación de los materiales dañados. Luego, las empresas de reconstrucción deberán evaluar la condición estructural de la bóveda de la catedral, donde habrá que perforar agujeros en la piedra para obtener muestras del núcleo, realizar análisis físicos y químicos, a fin de tener una idea de su integridad y las propiedades mineralógicas de la piedra.
Andrew Tallon murió a fines del año pasado, no reaparecerá entre los vivos, pero el trabajo que puso en el registro de piedra y madera, tal como fue construido por incontables manos a lo largo del tiempo, puede restaurar Notre Dame. “Cada cara, cada piedra, de este venerable monumento”, escribió Victor Hugo, “es una página no solo de la historia, del país, sino de la historia de la ciencia y el arte”.
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