¿Una visión a largo plazo? ¿Como es posible pensar en el futuro a diez años en un país como el nuestro en el que no sabemos que ocurrirá mañana? La respuesta subyace en la misma pregunta, en nuestro país es indispensable emplear la prospectiva tecnológica por el alto nivel de incertidumbre del día a día. Nos ha tocado vivir en una época donde los cambios se suceden a un ritmo acelerado, por tanto, la labor de planeamiento se ve seriamente impactada por los desarrollos que suelen tomar los acontecimientos políticos, económicos, sociales y culturales. Los estudios de prospectiva se han convertido en el insumo principal para la formulación de los planes y programas de desarrollo científico, tecnológico e industrial en los países más avanzados.
Pero, ¿de qué se trata? Durante las primeras décadas del siglo XX los científicos teorizaron y publicaron sobre energía atómica, reactores de fisión nuclear y armas atómicas. Pero el desafío de crear este tipo de tecnología en 1930 parecía casi insuperable. Algunos investigadores de la época dijeron que se tardarían 200 años en lograr enriquecer suficiente uranio para construir un reactor útil. Aún cuando el Proyecto Manhatan logró construir una pequeña pila nuclear en 1942, permaneció solo como un experimento científico. Los EEUU emplearon miles de millones de dólares y centraron a las mejores mentes científicas del mundo, no para producir energía eléctrica a partir de un reactor, sino para enriquecer uranio en la obtención de la bomba atómica. El físico teórico Oppenheimer dirigió la investigación científica, y muy probablemente se formuló las siguientes preguntas: ¿qué datos eran relevantes?, ¿qué metodología o técnica era la más adecuada? y ¿quienes debían participar (Bohr, Fermi, Lawrence)? Así que Oppeheimer, analizó futuros posibles para lograr la alternativa más deseada, ¡la bomba!, lo que implicó una actitud conscientemente activa hacia el futuro, reconociendo que sus decisiones influirían en el mismo cambiando la historia del mundo, como lo sintieron en Hiroshima y Nagasaki.
En la actualidad existe alguna información pública sobre el desarrollo de armas nucleares, para lo cual se requiere de los siguientes ingredientes:
140 kg de Uranio (235U)
100 kg de Plutonio (239Pu)
150 kg de Litio deuterado (6Li)
200 kg de Berilio
10.000 kg de acero
300 kg de plomo
500 kg de TNT
Tiempo: 6 meses
Costo: 50 millones de dólares.
De lo anterior, se entiende que la construcción de una bomba atómica, aparte de costosa, representa un (mal) ejemplo de cómo se utilizó el conocimiento científico preexistente, se desarrolló una tecnología, hubo disponibilidad de recursos materiales y humanos, así como una planificación ajustada al tiempo. En resumen se hizo prospección tecnológica.
¿Por qué hacer pronósticos o prospectiva tecnológica? La prospectiva tecnológica es una combinación de pensamiento creativo, visión experta y escenarios alternativos que contribuyen a la planificación estratégica. Centrándose en la investigación de nuevas tendencias tecnológicas, máquinas, procesos y lo que pudiera surgir de la combinación de factores como las nuevas preocupaciones sociales y económicas, las políticas nacionales y los descubrimientos científicos.
Es fundamental que nuestro país incorpore la ciencia y la tecnología como mecanismo motor dentro de una estrategia de desarrollo económico, camino que han seguido los países desarrollados y algunas economías emergentes, preparando investigadores de alta calidad. Las alternativas para un desarrollo científico-tecnológico implican una visión a largo plazo que involucre a los agentes portadores de los cambios sociales así como escenarios que conlleven el desafió de desarrollar la capacidad tecnológica, al mismo tiempo convocar la participación social para decidir respecto a la generación y uso de las nuevas tecnologías (informática, biotecnología, materiales, energías, comunicaciones).
En Venezuela debe haber interés en determinar las áreas prioritarias para inducir procesos de innovación y desarrollo tecnológico de forma que se optimice la posibilidad de generar esfuerzos económicos competitivos a nivel mundial.
Debido a la baja capacidad de innovación de las empresas venezolanas y la necesidad de buscar instrumentos que ayuden a crear una consciencia sobre la necesidad de los desarrollos propios para tener primero autonomía tecnológica y después capacidad de innovación.
Se necesita iniciar un esfuerzo especifico de prospectiva tecnológica en Venezuela integrándolo a la generación de estrategias tecnológicas por sector (agrícola, minero, salud, energía). Para que sea efectiva, toda estrategia tecnológica debe ser congruente con la estrategia de negocios de las empresas y del propio Estado. Algunas ideas que pueden plantearse serian:
Foros de integración: para determinar prioridades, enfocar y coordinar, como vehículo para reforzar la vinculación del sector académico y tecnológico con las empresas e identificar prioridades a largo plazo para el país.
Talleres de creatividad: en un esfuerzo ordenado para propiciar la innovación basada en el trabajo sistemático, adecuado a nuestro entorno cultural y a los distintos sectores de la economía.
Incubadoras de empresas: aún cuando se han hecho algunos intentos en Venezuela de crear incubadoras de empresas innovadoras, se requiere proveer un buen apoyo de tecnologías de gestión, además de la infraestructura.
Fondos de capital de riesgo: en este aspecto debe plantearse la formación de este tipo de fondos que apoye a los innovadores con buenas ideas e inversionistas con capacidad de gestión, considerando las evaluaciones de factibilidad de estos proyectos de innovación.
El futuro es susceptible de ser creado y modificado por nosotros. No podemos, como país, esperar sentados a que se produzca un cambio positivo que nos ayude a crecer. Debemos ser proactivos hacia el cambio y generar los escenarios futuros más deseables. La prospectiva nos ayudará en ese esfuerzo.