China y la lucha por la hegemonía

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La lucha por la hegemonía mundial viene trayendo expresiones en todos los terrenos. Hasta la vacuna contra el COVID-19 está en medio de este asunto. Para beneplácito de los chavistas, no de Venezuela ni de los venezolanos, China parece salir airosa con todo y pandemia.

China es heredera, así como Rusia, de los logros de la experiencia socialista. Truncada en ambos casos por restauradores del orden basado en la propiedad privada sobre los medios de producción, encuentran las condiciones para acelerar el proceso de acumulación de capitales a escalas sin precedentes. De allí que ambas naciones, hoy imperialistas de pura cepa, hayan conformado un bloque liderado por los chinos, claro está. Aunque los rusos aportan lo suyo como primera potencia con armamento nuclear, así como los desarrollos más avanzados en materia militar, aérea y aeroespacial.

Ya en tiempos de Mao Tse Tung, China andaba en un proyecto de sobrepasar a los principales países capitalistas. La idea del llamado gran timonel era superar a Inglaterra, como lo afirma en los escritos inéditos, con base en unas conferencias por él realizadas en 1958 y que aparecieron en 1974, traducidas al francés por Stuart Schram. La idea de Deng, superior a la de Mao, fue convertir a China en una gran potencia capaz de disputarse la hegemonía mundial. Parecen haberlo logrado.

Con la apertura, cuyo preámbulo lo encontramos en la reunión entre Nixon y Mao en 1973, con aquello de la diplomacia del pimpón, China va a recibir capitales ingentes, del capitalismo mundial.

Con la trampa del trato que le brindaron las potencias imperialistas desde la década de los 80 de Nación Más Favorecida (NMF), pudo ampliar su mercado de manera casi ilimitada que no fuese su capacidad productiva. Buscando los capitales obtener una elevada cuota de beneficios con los obreros baratos que brindaban los chinos, sobre todo en las Zonas Económicas Espaciales (ZEE), se aventuraron a expandir el mercado exterior chino y así tener garantías de realización del producto creado con capitales articulados con el imperialismo chino.

Lo de las ZEE, si bien no es un invento chino, tampoco es uno de sus cuentos, que igual les sirve para imponer un régimen de sobreexplotación no alcanzado en economía alguna a escala planetaria. No hay sindicato que valga ni derechos laborales. Jornadas de trabajo superiores a la fórmula generalizada en la economía china del “996”. De 9:00 am a 9:00 pm, 6 días a la semana. En las ZEE, la jornada es más prolongada.

China es heredera, así como Rusia, de los logros de la experiencia socialista. Truncada en ambos casos por restauradores del orden basado en la propiedad privada sobre los medios de producción, encuentran las condiciones para acelerar el proceso de acumulación de capitales a escalas sin precedentes. De allí que ambas naciones, hoy imperialistas de pura cepa, hayan conformado un bloque liderado por los chinos, claro está.

De allí que, a propósito de la pandemia, lejos de amilanarse, China se dispone a avanzar de manera acelerada. A la caída de 6,8% del PIB en el primer trimestre de 2020, producto de la enfermedad, le siguió un crecimiento de 3,2% para el segundo trimestre. Mientras, la Reserva Federal prevé una caída del PIB de EE. UU. para 2020 de 6,5%.

Ahora, Estado Unidos, reivindicando la política de protección, quiere quitarle esa condición que le brindó décadas atrás, la de NMF, buscando reducir la capacidad competitiva china mediante aranceles y barreras no arancelarias. Y es que en verdad China desde hace rato pasó de ser un país en vías de desarrollo como la presentaban, a potencia imperialista capaz de disputarse la hegemonía planetaria.

Los estadounidenses, por su parte, no logran superar la pandemia. Los chinos, atemperado el asunto, no pierden el tiempo. Aceleran sus dos pivotes principales. Avanzan en la implantación de la tecnología 5G y amplían la acción en torno de un cinturón una ruta, o la nueva ruta de la seda, como la sintetizan muchos.

En lo que sí pierden los chinos es en relación con su capacidad competitiva como resultado de comenzar a recibir un trato distinto al de NMF. Algo de daño hacen los aranceles impuestos por Trump.

Esa celada de los chinos, sin embargo, fue impulsada en momentos en los cuales recibía grandes masas de inversión directa de La Gran China. Esa articulación de capitales aúna en una misma dirección con los asiáticos, a los países que invierten y financian. El interés es común a costa de los obreros baratos. Le siguen a Hong Kong, Macao y Taiwán, Estados Unidos, Europa, Japón, Corea del Sur, entre otros.

Luego, la incorporación de China a la Organización Mundial de Comercio se da con base en esa condición, lo que le permite a China, a partir de 2001, ampliar todavía más sus mercados, casi sin restricciones.

Ahora, buena parte de las naciones imperialistas buscan echar marcha atrás y tratar a los chinos como lo que son. Desglobalizar, vaya blasfemia para la iglesia liberal. Y proviene de sus padres originales, Estados Unidos e Inglaterra.

Pero todo luce tarde. Los chinos cuentan con nuevas armas. Más poderosas que las cañoneras usadas por los ingleses en las dos guerras del opio para forzar a China a recibir esa peculiar mercancía. Parece una venganza. Cuentan los chinos con más tecnología (5G e inteligencia artificial) que les permite producir más barato y con más calidad. Además, cuentan con mucho capital financiero para invertir y prestar acá o allá. Con eso, parecen ganar la hegemonía en la pospandemia.

China, Venezuela y América Latina

En Venezuela, a China, a pesar de los tropiezos, dada la corrupción y la ineficacia, la cosa le ha salido bien. No va a dejar esta presa fácilmente, como algunos se han atrevido a afirmar. Las riquezas con que cuenta el país guardan una gran importancia. De una parte, algunas están inscritas en el desarrollo industrial de estos tiempos en los cuales China es la vanguardia. En segundo lugar, el oro, además de ser materia prima para esa industria, juega un papel muy importante como respaldo del dinero.

Se cumple aquello de que hay que hacerse de esas materias primas, por la necesidad de contar con ellas por ser baratas, dadas las circunstancias dependientes del oferente, por no gastar las propias y por evitar que el enemigo se haga de ellas. Por esas razones China busca hacerse de nuestras riquezas a toda costa.

El rodio es una materia prima muy importante para la industria automotriz y farmacéutica. El torio para el desarrollo de plantas nucleares para la producción de energía que superan en todo sentido las de uranio. Oro, materia prima de la microelectrónica y para la fortaleza del yuan en medio de la lucha por imponerla como moneda de reserva y cambio a escala planetaria. Para ubicar la importancia de algunas de las materias primas con que cuenta Venezuela, dejando a un lado el coltán, platino, cobre, hierro, magnesio, etcétera. Ya el petróleo está bastante controlado por los asiáticos.

Con lo de las ZEE la cosa se completa en Venezuela. El Arco Minero está bajo esa modalidad, que desconoce la Constitución, la ley del trabajo, del ambiente… Se trata de una zona militarizada donde no hay derecho a la libre movilización, a la protesta, a la huelga y la organización, entre otros derechos conculcados.

El rodio es una materia prima muy importante para la industria automotriz y farmacéutica. El torio para el desarrollo de plantas nucleares para la producción de energía que superan en todo sentido las de uranio. Oro, materia prima de la microelectrónica y para la fortaleza del yuan en medio de la lucha por imponerla como moneda de reserva y cambio a escala planetaria.

Además, son varias las ZEE implantadas en Venezuela. Con base en el decreto ley 1425 de noviembre 2014, se vienen estableciendo estos centros de superexplotación de obreros de carácter antinacional. Se han establecido en Paraguaná, estado Falcón, Palavecino, Lara, Puerto Cabello-Morón, Carabobo; San Antonio-Ureña, Táchira; Tinaquillo, Cojedes; Faja Petrolífera del Orinoco (FPO); Arco Minero del Orinoco (AMO). Aun cuando gozan de diferente denominación, se trata de la misma cosa. El AMO se define como Zona Estratégica de Desarrollo Nacional; mientras que la FPO se denomina Zona Estratégica de Desarrollo; las demás, ZEE y la fronteriza ZEE Fronteriza.

Sumemos que el chavismo, le dio a China, representada en la empresa Citic Group, la elaboración del mapa geológico en 2012. Fue otorgada por el difunto pues. Más genuflexión imposible.

Pero el asunto es toda América Latina. El triángulo del litio es uno de los emblemas y atractivos del subcontinente. Ya vemos el impacto político que tuvo la disputa de este mineral en Bolivia. Golpe de Estado mediante, Estados Unidos busca rescindir el contrato que firmó Morales con China, días antes del golpe de Estado en su contra. Aun así, China es el imperialismo que más ha penetrado en América Latina. Principal acreedor. Quien más importa materias primas de la región y que le vende más.

Una docena de países latinoamericanos han asumido memorandos de entendimiento para formar parte del proyecto chino un cinturón una ruta. Eso les garantiza a los asiáticos espacios para la inversión directa, sobre todo en minería; endeudar a los receptores; mercados para sus mercancías, baratijas y bisuterías; fuente de obreros y materia prima barata, en su ruta de imperialismo hegemónico y depredador, nada de seda.

China no es el camino para nuestro desarrollo. El chavismo hasta en eso supera al pasado. Más dependencia que la labrada con los chinos no tiene parangón en nuestra historia. Pero el interés de la pandilla es permanecer en el poder a toda costa y este bloque parece garante de ese perverso objetivo.

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