EEUU, China y Rusia por la joya de la corona

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Sí. Las riquezas venezolanas vienen acompañadas por el yacimiento de rodio encontrado en el Orinoco. Se trata del metal precioso más cotizado en el mercado. No son los cuellos de las damas, o los dedos ambiciosos de sortijas de la gente pudiente sus principales demandantes. La industria farmacéutica es la demandante de primer orden de este metal blanco. Según fuentes dignas de crédito, es importante el volumen de rodio encontrado. Mientras, se asegura que está muy próxima la fecha en que este mineral entrará en una fase de peligro de extinción. Los principales países productores de rodio ya anuncian el agotamiento de la capacidad extractiva del metal. De ser así, estaríamos frente al inicio de uno de los procesos de reconversión del proceso de producción de muchos fármacos que requieren como condición sine qua non la acción del metal en cuestión.

No es fácil sustituir esta materia prima en esa industria, que arroja un elevado porcentaje del Producto Interno Bruto mundial, más para el caso de los principales productores de fármacos, cuyo porcentaje es mayor. Algo similar sucede en la industria automotriz como catalizador en los convertidores catalíticos.

Se deberá reconvertir una industria que atiende, literalmente, asuntos de vida. Ralentizar su desarrollo y crecimiento, supone afectar la atención de diversos males de salud. No es cualquier industria la que estamos aludiendo. Ello explica en buena medida el precio alcanzado por el rodio en el mercado mundial. De darse una merma en la oferta de este recurso, de seguro que su precio alcanzará montos exorbitantes, como en efecto ya ha sucedido, que colocaron la onza en más de 10 mil dólares. Actualmente triplica el precio del oro y de todos los metales preciosos.

De allí que la posesión de esta riqueza se convierte en una determinación del momento político internacional.

Sucede que en Venezuela se descubrió hace unos años reservas de rodio que hacen caer la baba de unos y otros, lo que incluye a los capitostes del régimen. Sería una gran cosa para la industria farmacéutica. Representaría una posposición, por lo pronto, del proceso de reconversión antes indicado.

Sirva esta introducción para abordar un breve análisis en la determinación política más importante del momento para el desarrollo geopolítico mundial y particularmente en Venezuela.

La determinación principal

Aquello de que la cuestión internacional es la determinación principal del momento político, encuentra en nuestro país una clara expresión. A momentos han sido las luchas de los países débiles contra el imperialismo la cuestión principal. La contradicción principal. En otras épocas han sido las luchas de los trabajadores. Pero en ésta se abren cotidianamente, las contradicciones interimperialistas. Aquí o allá, aparece la confrontación.

Además, la hegemonía se inclina cada vez más a favor de China que avanza en cerrada alianza con Rusia, lo que motiva la aspiración estadounidense por recuperar espacios perdidos. Como primer demandante de materias primas, los asiáticos encuentran en su competitividad una gran capacidad de penetración de todas las economías del planeta. Mercancías baratas y de calidad, junto a los excedentes de capital le han permitido superar a los yanquis de manera desproporcionada.

Se afirma que los chinos son capaces de negociar cualquier cosa. Sin embargo, vivimos tiempos en los cuales la negociación es superada por la confrontación. Y es que la caída de la cuota media de la ganancia a escala planetaria obliga a cada imperialismo a desarrollar políticas que le abran camino a las contratendencias que se imponen para frenar el descenso. Mercados, fuentes de materias primas seguras y baratas, obreros barato, mercados para colocar capitales financieros en forma de inversiones indirectas, principalmente, llevan a la confrontación. Cada imperialismo o bloque busca lo mismo. Además, cada imperialismo hace lo posible para que el otro imperialismo no alcance ese objetivo. Esto es, no solamente se trata de alcanzar metas en estas direcciones, sino de impedir que los otros imperialismos la alcancen.

La competencia capitalista, como el resultado de la producción y reproducción de mercancías, conduce a la inexorable necesidad de que los capitales tienden a desarrollar innovaciones científico-tecnológicas para ampliar sus perspectivas o de lo contrario sucumbirán frente a la competencia. Este es un asunto genérico. Pues bien, la elevación de la productividad y la capacidad competitiva lleva a que la cuota media de la ganancia descienda. Explicada matemáticamente la cosa se hace sencilla. La plusvalía producida dividida entre el capital invertido arroja la cuota de ganancia. Manteniendo constante la plusvalía, pero aumentando el capital invertido como resultado de las innovaciones tecnológicas que a, a su vez, permiten absorber más materias primas y auxiliares, proyectan un resultado menor que el resultado de la proporción de la fase anterior. Ahora bien, esta tendencia se hace mundial. Va abarcando todas las ramas. De allí que cada economía busca frenar la propia.

El Imperialismo se hace joven o viejo. Joven, cuando el proceso de acumulación de capitales se basa principalmente en la concentración. Viejo, cuando se sustenta especialmente en la esfera de la circulación y particularmente en la especulación y las inversiones indirectas, en los préstamos a otros Estados. Así, Alemania con el ascenso al poder de Hitler, en 1933, reinicia un proceso de industrialización acelerado, teniendo en la industria bélica y de la construcción la vanguardia, hasta convertirse en el imperialismo más rejuvenecido de Europa. A partir de ese desarrollo, bajo el argumento de la necesidad de alcanzar el espacio vital de Alemania, se van a producir las invasiones a Polonia y otros Estados europeos que sirvieron de preámbulo a la operación Barbarroja contra la Unión Soviética.

En la actual etapa del desarrollo capitalista, China, con el impetuoso desarrollo alcanzado, afianzado por la penetración de capitales de la mayoría de naciones imperialistas, busca mercados de manera impulsiva. Su Blitzkrieg (guerra relámpago), cuenta con una munición más portentosa, mercancías más baratas y de calidad, acompañadas de capitales para financiar en la infraestructura que se requiere para ampliar sus mercados e inversiones directas. Proceso que encuentra en la llamada octava maravilla del mundo, la autopista que une China y Pakistan, el emblema.

Esta condición del desarrollo capitalista obliga a cada potencia imperialista a buscar obreros baratos, concentrados, disciplinados. Ya los obreros chinos resultan caros. Han debido aumentar salarios ante la merma de sus mercados exteriores. Queda esa reserva que suponen los indios, sudeste asiático, parte de América Latina. La proletarización hará evidenciar lo absurda de la teoría del fin del trabajo humano. Fuente de nuevo valor, no queda de otra que echar mano de fuerza de trabajo barata y abundante. Esa es parte de la disputa y de la penetración de economías débiles. A disputarse las economías en busca de obreros.  

La condición de primera potencia en manufacturas, hacen de China la potencia en expansión. Luego, la rotación de capitales debe ser correspondiente con ese incremento alcanzado por la potencia asiática en la producción de mercancías. Eso empuja a la creación de más mercados. De lo contrario, ante la ralentización de la rotación sobreviene la crisis y de allí la caída del PIB. Cosa cara para cada potencia imperialista. Ello también empuja a China a hacerse de mercados de manera desesperada. Lo que explica el ambicioso proyecto una ruta una franja, lo que tiende a la fractura de la Unión Europea, ya lesionada con el Brexit. Pero los estadounidenses y demás imperialismos hacen lo propio para hacerse de mercados.

China se ha hecho competitiva en toda regla. Ya superada la fase de competir con base en los precios, llega a competir con precio y calidad, hasta superar en varias áreas a Estados Unidos y Europa. Las últimas evidencias se resumen en la resistencia estadounidense a aceptar la tecnología 5G, ya asumida por Alemania, a pesar de la protesta gringa. Además, la estación espacial Tiangong o El palacio celestial, resume un desarrollo inusitado en el área que deja atrás a los estadounidenses. Circunstancia que eleva la conflictividad entre los bloques imperialistas. Sobre todo EEUU busca alcanzar al rival. De allí la guerra comercial en curso.

En definitiva, la pugna por obreros baratos, mercados, materias primas y mercados financieros, se agudiza de manera acelerada.

La política

El desarrollo de China, su ascenso hasta convertirse en hegemón mundial, así como los importantes avances rusos, sobre todo en materia militar, han conducido a cambios de correlaciones. La dependencia de un país de una potencia imperialista se determina por la penetración de los capitales, su articulación con esa economía, la dependencia financiera y tecnológica, la demanda de los productos en los cuales se ha especializado, en los que obtiene ventajas pues. La competitividad China ha penetrado capitales por doquier. De allí los saltos. Tal vez de los más destacados es el de Turquía, dependiente del imperialismo estadounidense durante décadas, hasta acercarse a la Unión Europea y, de repente, establece alianzas estratégicas con China y Rusia. Venezuela, por su parte, bajo el chavismo fue acercándose a China y Rusia hasta hacerse dependiente y formar parte de su área de influencia. En disputa la cosa tiende a agudizarse toda vez que los gringos buscan recuperar lo suyo.

Tal es el caso de Siria. Bashar Al Assad, de un lado, realiza una política enlatada desde Rusia. Los distintos grupos que enfrentan el régimen, algunos vinculados al llamado estado islámico, son armados y financiados por Estados Unidos y Francia, entre otras potencias. Sintiéndose fortalecida Rusia, contando, a su vez, con una base naval importante en ese estratégico país, se atreve a enfrentar la ofensiva estadounidense. El cambio de bando de Turquía apuntala la posición rusa en favor del sátrapa.

Hay quienes señalan que es posible la negociación para atender la crisis venezolana, a favor de la oposición, saliendo de Maduro. Más bien, saliendo del chavismo. Dentro del contexto antes indicado, nos resulta un contrasentido. La designación del economista Ricardo Haussman como gobernador de Venezuela ante el Banco Interamericano de Desarrollo, lo que supone el ejercicio del embrionario gobierno de Guaidó, y la posterior negativa china de otorgarle la visa como tal en la reunión que debía celebrarse en la ciudad Chengdu, refleja que no se trata de simples negociaciones y que los chinos defienden lo suyo.

La competencia es el resultado de cuestiones objetivas. Asimismo, la necesidad de un imperialismo u otro, de evitar que otro imperialismo, sobre todo de un bloque rival, se haga de las riquezas en cuestión, sus mercados y demás, es el resultado de un proceso objetivo. Permitirlo, conduce a que ese imperialismo y el bloque del que forme parte, se haga un tanto más competitivo en correspondencia.

Tendencias objetivas que van a expresarse en políticas concretas. Las contratendencias, van a apuntalar las cosas dichas por Lenin en El imperialismo fase superior del capitalismo. La tendencia al reparto de un mundo ya repartido. En nuestro caso, en proceso de reparto. El desarrollo desigual y la tendencia a la nivelación agudizan la conflictividad. Por áreas de influencia, mercados y territorios. Eso es inexorable.

El Dorado, que fue buscado incansablemente por los españoles, apareció. La particularidad es que no solamente se trata del oro amarillo convencional lo encontrado. También hay oro negro. Oro azul. Ahora, la perla de río, oro blanquecino, el rodio. Recursos por los cuales ha habido guerras como la del Congo, que deja millones de muertos. Pensar que las potencias imperialistas van a negociar sacando cuentas de porcentajes a favor resulta una simpleza. El momento es de confrontación. De guerra comercial se dará paso a formas superiores de enfrentamiento.

Hay riquezas que forman parte de los recursos estratégicos del momento. El oro es fundamental en la lucha entre las grandes potencias imperialistas para hacer de su signo monetario el hegemón para el mercado. En la lucha entre el yuan y el dólar se centra el conflicto, muy a pesar de que es poco lo que ha avanzado el yuan al respecto, en relación son sus posibilidades. En perspectiva, con la ruta y la franja, la tendencia es a que se amplíen las transacciones en yuan. Cada imperialismo busca fortalecer su divisa con base en la tenencia de oro, principalmente, sin descuidar plata y otros metales. El coltan es vital en la industria moderna. Rodio en farmacia y catálisis en automotriz. Son esos recursos los que hacen apetecible a Venezuela. Difícil la negociación interimperialista.

El criminal y entreguista gobierno de Maduro se apoya en unos bandidos para enfrentar a otros. Parte del botín les queda. Mientras, el pueblo sufre las consecuencias. El futuro se hipoteca. El país se destruye. Brinda más complejidad el hecho de que el imperialismo más reaccionario, EEUU, y su presidente racista, lo enfrenta.

La crisis, sin embargo, brinda la posibilidad para superar este estado de cosas. Aprovechemos las contradicciones entre las potencias para salir de esto.

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