El Apolo 8: una historia de Nochebuena

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Para la mayoría de nosotros la carrera espacial culminó con “un pequeño paso” de Neil Armstrong, ¿verdad? En realidad, esto ocurrió un año antes. En Nochebuena se cumplen 50 años que la tripulación del Apolo 8 tomó una hermosa foto de nuestro planeta y leyó al mundo una historia del Génesis mientras orbitaba la luna. Cuando la NASA lanzóel Apolo 8 el sábado 21 de diciembre de 1968, la misión de los vuelos espaciales tripulados tenía un objetivo: ¡Dar la vuelta a la luna y volver con vida! Ahh, y por supuesto llegar a la luna antes que la Unión Soviética. Se rumoreaba que Rusia estaba intentando una misión tripulada a la luna a fines de 1968, por lo que la NASA decidió enviar la misión con la esperanza de ser la primera en orbitar la luna.

En ese momento no había interés por tomar imágenes de la Tierra desde el espacio, era una cosa más para distraer a la tripulación durante la misión. Frank Borman, James Lovell y William Anders orbitaron la Luna y presenciaron el primer movimiento de la Tierra en la historia de la humanidad. Sin embargo, todo cambió cuando los astronautas vislumbraron por primera vez el planeta azul desde el espacio. Mirando hacia atrás al diminuto planeta azul que se elevaba sobre el horizonte de la Luna, un astronauta dijo: “La vasta soledad aquí en la luna es impresionante y hace darte cuenta de lo que tienes allá en la Tierra”. “Parecía ser lo único en todo el universo”, dijo Frank Borman.

Más adelante en la misión, cuando la nave espacial se estableció en la órbita lunar, la Tierra pareció elevarse sobre las montañas lunares de color ceniza a 386 millones de kilómetros. La primera fotografía a color de la Tierra, capturó una perspectiva de nuestro planeta nunca antes vista y condujo a un cambio colectivo en la conciencia, una que vio a la Tierra como parte de un todo interconectado. Anders tomó la fotografía que más tarde se llamó “Earthrise” (imagen anexa). Anders se preguntó entonces, “Este no es un lugar muy grande, ¿por qué no podemos llevarnos bien?”.

Los residentes del único planeta habitado conocido en el universo verían su hogar por primera vez. Fue un regalo para la humanidad al final de un difícil año. Si fueras joven, 1968 fue el mejor y el peor de los tiempos. Los Beatles seguían juntos y “Viaje a las Estrellas” estaba en la televisión. Podrías ver “2001: Una odisea del espacio” en el cine. Estas facetas culturales fueron producto de una década en la que reinó el optimismo tecnológico.

También fue un año marcado por los movimientos sociales de 1968, el Mayo Francés (epicentro del movimiento), la Primavera de Praga, la matanza de la Plaza de Tlatelolco y en los EE. UU., el pesimismo iba en aumento. No hubo paz ni final en la guerra de Vietnam, ni en las calles de los EE. UU. llenas de protestas, asesinatos (Martin Luther King y Robert Kennedy) y disturbios. En el espacio, la Unión Soviética arrastró a los Estados Unidos de Norteamérica en una competencia tecnológica, pacífica pero simbólica.

El punto más alto del programa espacial

El lanzamiento del Sputnik a fines de la década, sorprendió al mundo en 1957 y EE.UU. estuvo luchando para ponerse al día. El presidente John F. Kennedy comprometió a su país a aterrizar en la Luna antes de finales de la década de 1960, pero en enero de 1967 un incendio en una cápsula Apolo mató a tres astronautas, retrasando el proyecto y amenazando la fecha límite. Mientras tanto, los soviéticos habían comenzado a enviar naves espaciales sin tripulación alrededor de la luna.

La NASA le pidió a Jim Lovell, ocho meses después de la misión del Apolo 8, que acompañara al pionero de la aviación Charles Lindbergh durante el lanzamiento del Apolo 11 desde Cabo Cañaveral. Mientras Neil Armstrong y su tripulación salieron rumbo a la luna el 16 de julio de 1969, Lovell se maravillaba sobre la importancia histórica del evento, pero Lindbergh lo detuvo y dijo: “Sabes, Apolo 8, para mí fue el punto más alto del programa espacial, porque fue la primera vez que los humanos viajaron fuera de la fuerza de la gravedad de la Tierra”, “Fuiste el pionero de esto. Aterrizar en la luna es solo la guinda del pastel”. De hecho, hoy en día “Earthrise” es un pilar del movimiento ambiental y aunque no inició el ecologismo, se convirtió en el ícono del movimiento.

Un planeta vulnerable

Esta maravillosa imagen cristalizó y consolidó el sentido de la vulnerabilidad del planeta. Su efecto fue enorme, no solo porque nos sorprendió y asombró, sino porque se convirtió en un concepto en crecimiento: el de la Tierra, nuestra nave espacial. El reconocido fotógrafo de la naturaleza, Galen Rowell, lo calificó como “la fotografía ambiental más influyente que se haya tomado” y se le atribuye la inspiración para la creación del Día de la Tierra.

Quisiera finalizar ubicándonos en la víspera de Navidad de 1968, momento que la NASA describió como la mayor audiencia televisiva de su historia, cuando se estaban escuchando las primeras líneas del Génesis llegadas desde los cielos: “Al principio, Dios creó el cielo y la tierra”, comenzó el comandante Anders y Borman terminó la transmisión con: «Y desde la tripulación del Apolo 8, cerramos con buenas noches, buena suerte, una Feliz Navidad y que Dios los bendiga a todos ustedes, todos ustedes en la buena Tierra».

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