Urge en el país un debate para examinar el impacto del cambio científico en la sociedad y su gestión, conversando sobre: fortalezas, debilidades, beneficios, obstáculos y posibles orientaciones futuras. Podríamos iniciar el debate sobre cuatro temas donde las aplicaciones de la ciencia afectan virtualmente a todos, la agricultura y la producción de alimentos, la investigación genética en medicina, el cambio climático y la energía, que ayuden a fundamentar la discusión sobre temas reales. Se me ocurre que podemos agrupar la discusión en seis grandes temas: Ciencia en transición; Comunicación y educación; Economía versus desarrollo sostenible; Política científica y ética y la integración de problemas.
Es necesario el debate para mostrar las perspectivas personales sobre el papel cambiante de la ciencia en la sociedad y su gestión. A partir de un franco y agudo intercambio, surgirán una serie de observaciones y conclusiones generales que sean relevantes para nuestra Ciencia.
Una Ciencia en transición
En el pasado, nuestros métodos e instituciones científicas han tendido a enfatizar el estudio de los procesos individuales en lugar de los sistemas, el análisis más que la síntesis y la comprensión de la naturaleza más que predecir su comportamiento. En muchos casos, la ciencia se ha centrado en problemas a corto plazo, a pequeña escala, a menudo en modo monodisciplinario. Si bien estos enfoques y perspectivas han acumulado una considerable base de conocimientos y han conducido a una amplia cartera de tecnologías útiles, especialmente en el siglo XX, muchos de los problemas que enfrenta la humanidad solo pueden resolverse si abordamos la ciencia de manera más holística. Es necesario un mayor esfuerzo para comprender los sistemas naturales integrados en múltiples escalas temporales y espaciales.
El impacto de las intervenciones tecnológicas en los individuos, las comunidades y el ambiente deben ser considerados cuidadosamente. Para ello, nuestra ciencia debe ser más multidisciplinaria y debe promover la cooperación y la integración entre las ciencias sociales y las naturales. Un enfoque holístico también exige que la ciencia aproveche las contribuciones de las humanidades (como la filosofía), los sistemas de conocimiento locales, la sabiduría autóctona (comunidades indígenas) y la gran variedad de valores culturales.
La influencia de la ciencia en la vida de las personas está creciendo. Si bien los beneficios recientes para la humanidad son incomparables en la historia de la especie humana, en algunos casos el impacto ha sido perjudicial, lo que genera serias preocupaciones. El poder de la ciencia para provocar el cambio nos obliga a los científicos a proceder con gran cautela tanto en lo que hacemos como en lo que decimos. Al mismo tiempo, no debemos vacilar en explotar plenamente el poder predictivo de la ciencia, debidamente calificada, para ayudar a las personas a hacer frente a los cambios políticos o ambientales, especialmente en casos de amenazas directas como los desastres naturales o la escasez de agua.
La tendencia “liberal” en muchos países está influyendo en el enfoque y la práctica de la ciencia. Si bien en algunos casos el resultado indica un aumento en la capacidad de investigación y el conocimiento en áreas seleccionadas, existe una gran preocupación porque pueda socavar la ciencia del sector público, especialmente la investigación fundamental y los esfuerzos para resolver problemas socialmente importantes que no interesan a las empresas privadas. También hay preocupación por la protección de patentes de propiedad intelectual, las implicaciones del control de la tecnología, y sus efectos en la amplia cultura pública de la ciencia.
Otra tendencia importante que da forma a la ciencia es la globalización. La creciente demanda tecnológica de las economías emergentes, el reconocimiento mundial de la interconexión de los sistemas biofísicos del planeta y la mejora de las comunicaciones, especialmente a través de Internet, impulsan la cooperación científica y el intercambio de información entre investigadores, Instituciones y gobiernos. Sin embargo, gran parte de la expansión está ocurriendo en un puñado de países científicamente avanzados. Para que la ciencia sea realmente global, se necesita un mayor esfuerzo para asegurar que los países, ricos y pobres, y una amplia gama de culturas mundiales se incluyan en la investigación colaborativa y la transferencia tecnológica. Esto es especialmente importante en áreas como el cambio climático global que afectará, tarde o temprano, a todos los seres humanos. Con las políticas adecuadas, el trabajo científico conjunto como el Antártico, por ejemplo, podría servir de modelo para otros tipos de cooperación global.