¿Qué tienen en común un contrabandista espacial, un repartidor de pizza de la serie Futurama y una princesa de Disney? Que en sus respectivas historias, Blancanieves y Philip Fry han experimentado un largo sueño, sumidos en un estado de animación suspendida. ¡En estas historias todo vale! Algunas veces las visiones de los cineastas y escritores esconden pinceladas de ciencia. “Cuando ella muerda la manzana, dejará de respirar, su sangre se helará y yo seré la más hermosa del lugar”. Esta era la frase que recitaba la malvada madrastra de Blancanieves que, convertida en bruja, fabricaba la manzana envenenada que después entregaría a la joven. La bruja consiguió su meta y Blancanieves cayó en un estado de “animación suspendida”. Así vimos en la pantalla la adaptación del cuento de los hermanos Grimm.
El concepto de ficción tiene ciertos parecidos con los procesos reales de letargo fisiológico, como el que experimentan algunos animales durante la hibernación. Así, la animación suspendida se define como la desaceleración o detención temporal de la función biológica para preservar las capacidades fisiológicas.
Una tecnología como la animación suspendida está dando un salto gigantesco desde la ciencia ficción al mundo de la medicina real. Por primera vez se publica fuera de una película, que un equipo de médicos logró colocar a personas que habían sufrido un trauma físico severo en un estado de animación suspendida para mantenerlos con vida. Los pacientes, que a menudo son víctimas de apuñalamientos o tiroteos, normalmente tienen menos del 5% de posibilidades de supervivencia. El nombre más elegante para esta técnica es Preservación de Emergencia y Reanimación Postergada (PERP). El procedimiento se está probando en personas que sufren lesiones tan graves que corren el riesgo de morir desangradas o que sufren un ataque cardíaco poco antes de que puedan ser tratados.
Samuel Tisherman, de la Universidad de Maryland, dijo en un simposio recientemente realizado por la Academia de Ciencias de Nueva York: “que al menos un paciente había sido sometido al procedimiento pero no dio detalles de si ese paciente, o cualquier otro, había sobrevivido”. Aunque la charla de Tisherman se tituló Animación Suspendida, dijo que no estaba explorando formas de preservar a los astronautas en misiones en el espacio profundo. “Quiero dejar en claro que no estamos tratando de enviar personas a Saturno”. “Lo que estoy tratando de averiguar es cómo ganar tiempo para que las personas no mueran frente a nosotros”.
Los cerebros humanos pueden sobrevivir sin oxígeno no más de varios minutos antes de que el daño se vuelva irreversible. Esto es lo que Tisherman quiso decir con ganar tiempo: ralentizar las reacciones químicas celulares hasta el punto de que la víctima apenas necesite oxígeno. Tisherman es coautor de la patente “Preservación de Emergencia y Reanimación Postergada” y cuenta con el apoyo del Departamento de Defensa de los EE. UU.
El trauma agudo que resulta en un paro cardíaco, ocasionado por una herida punzante o de bala, accidentes automovilísticos y trauma en la cabeza como en los combates de boxeo, puede significar que solo quedan unos minutos para operar antes de que el paciente fallezca. Lo que inspiró la investigación de Tisherman fue un caso en el que un hombre de 23 años fue apuñalado fatalmente en el corazón y trasladado a la unidad de trauma. No importó lo que intentaron los médicos, no pudieron resucitarlo. Lo que lo condujo a cuestionar qué podría hacerse para dar una segunda oportunidad de vida a pacientes que de otra forma, serían irrecuperables ante las amenazantes garras de la muerte.
Volviendo a la historia de Blancanieves, la bruja no se equivocó al decir “… su sangre se helará”. Manteniéndose Blancanieves en “animación suspendida” en el ataúd de cristal para no perder su belleza. En este sentido, Tishermman explica: “Disminuimos la temperatura de los pacientes hasta los 10°C (muy por debajo del umbral de hipotermia a 34°C) introduciendo una solución salina helada directamente en la aorta”. En lugar de una disminución suave, el PERP es un choque drástico para detener la progresión del sangrado o el paro cardíaco.
Los cirujanos ganan un par de horas para reparar el daño donde antes solo tenían minutos. Sin pulso o actividad cerebral medible, estos pacientes están en verdadera animación suspendida. Después de la cirugía, la persona se “calienta”, se somete a una transfusión de sangre y se le reinicia el corazón. PERP suena como un milagro de un libro de ciencia ficción, pero no está exento de inconvenientes potenciales significativos. Una complicación del procedimiento es que las células de los pacientes pueden dañarse a medida que se calientan después de la cirugía.
Kevin Fong, un anestesiólogo del hospital de University College de Londres, y autor de Extremos: Vida, Muerte y el límite del cuerpo humano, dijo: “La preservación de emergencia y la reanimación es un intento de proteger a un paciente moribundo al reducir drásticamente la temperatura de su cuerpo y forzando su fisiología a que funcione en cámara lenta. Puede darse una situación en la que hayan pocos segundos para salvar la vida de alguien y transformarlo en muchos minutos”. “En la medicina de salas de emergencias siempre estamos tratando de desdibujar la línea entre la vida y la muerte, si creamos algo que de esperanzas donde antes no existía, entonces PERP, nos dará un cambio de juego”.
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