Los seres humanos somos complejos y nuestra vida está definida por diferentes factores. Por ejemplo, cuando hablamos de educación, ¿qué factores definen si una persona será exitosa a nivel académico? Es claro que existe un componente social, cultural y ambiental, externo, muy importante. Pero ¿existe también una razón genética que determina nuestras aptitudes? ¿Podría ser que el éxito escolar esté en nuestro ADN?
Esta pregunta la responde un reciente estudio -que incluye a médicos y psicólogos- que aplica análisis genético a las ciencias sociales y donde se sugiere que los genes tienen algo que ver en cómo nos va en la escuela. Estos genes que se relacionan con el logro educativo, jugarían un papel protagónico durante el desarrollo prenatal y también podrían “predecir” el riesgo de Alzheimer, trastorno bipolar y esquizofrenia.
Pero, ¿hasta qué punto nos define nuestra genética? Los genes influyen parcialmente en nuestras habilidades cognitivas (aprendizaje, memoria, discapacidades de lectura, etc.) y en los rasgos de personalidad.
El trabajo, publicado el 11 de mayo por la revista Nature, analizó material genético de unas 300.000 personas de 15 países distintos para rastrear los vínculos entre la variación genética y el nivel de educación alcanzado por las personas. Para poder hacerlo y que los datos fueran consistentes, debieron analizar cientos de miles de muestras. Esta técnica se emplea muy a menudo en el estudio de las enfermedades y su expresión genética.
En este caso particular, los investigadores han determinado 74 puntos susceptibles a variar (representando sólo el 0,43% de la contribución genética) y que están relacionados con el éxito educativo. Estos puntos, conocidos como loci («lugares»), existen en todos los genes estudiados. Cada locus, el singular de loci, tiene diversas mutaciones que se relacionan con el logro educativo de la persona que los presenta. Estos loci están relacionados con la expresión genética en el desarrollo neural embrionario. Los investigadores han determinado el área de actuación principal de dichos genes, así como su relación con el éxito en la escuela teniendo en cuenta los años y las calificaciones escolares. Por sí mismos, los marcadores no pueden predecir el desempeño de una persona en la escuela. Y debido a que el trabajo solo examinó a personas de ascendencia europea, no está claro si los resultados se aplican a aquellos con raíces en otras regiones, como América Latina.
Enumerar los factores que influyen en la educación no es nada sencillo. Pero si el estudio es correcto, explicaría que un pequeño porcentaje de la varianza del éxito académico está relacionada con diferencias genéticas. Haré hincapié en el hecho de que el estudio solo habla de probabilidades y variaciones, pero no sobre estadísticas concretas. El estudio, al fin y al cabo, muestra una relación entre la variabilidad genética y el éxito educativo. Sin conocer los factores que condicionan nuestro comportamiento, es imposible atribuirle un valor concreto y acertado a una razón puramente fisiológica o neurológica que se traduzca en un resultado fiable. Además, esta idea puede resultar peligrosa por estar asociada a la constante sombra de la eugenesia, es decir la mejora de los rasgos hereditarios mediante diversas formas de intervención manipulada. Asociar un perfil genético a unas características o aptitudes puede llevar a un segregacionismo con la genética como argumento.
Desde el punto de vista técnico, la eugenesia actual se caracteriza por la posibilidad de emplear procedimientos de biología molecular para el diagnóstico genético y la intervención directa sobre los genes. Entre ellas estarían los diagnósticos preimplantatorio y prenatal, la terapia génica germinal y la ingeniería genética de mejora. En este sentido, me llamaron la atención las recientes declaraciones del Dr. Hsu (Universidad de California) quien indicaba que este estudio sobre las variaciones genéticas podría ser utilizado para ayudar a los padres a seleccionar los embriones creados a través de la fertilización in vitro.
Inmediatamente me acordé de la película de ficción Gattaca, donde en un futuro los padres decidirán tener hijos con ayuda de la ingeniería genética para que estos tengan más salud y éxito en la vida. Lo que se pasa por alto es que los seres humanos somos mucho más que una suma de genes. La realidad es que la influencia del ambiente, el entorno, el desarrollo dentro de una cultura, la construcción social y la subjetividad personal interactúan fuertemente sobre el componente genético.
Foto: Fotograma del Film Gattaca (1997), dirigido por Andrew Niccol.
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