El petróleo tiende a ser sustituido como principal fuente de energía. Esa tendencia, cuyas manifestaciones son cada vez más claras, debe ser tomada en cuanta a la hora de definir la política petrolera.
China parece convertirse en el hegemón mundial y se presenta ante el mundo como un país socialista, guiado por un partido comunista. Pero son hoy los más interesados en preservar el liberalismo moderno. Parece una contradicción. Pero no, es la naturaleza del revisionismo.
En economía se perciben los fenómenos, y la manera como se desarrollan las relaciones de producción y de cambio, una veces desde el estómago. Otros, los más sesudos, los perciben con un colorante ideológico que distorsiona aún más la realidad tan retorcida.
Los recientes ejercicios militares de Rusia y China son apenas una señal del poder bélico de este bloque, de sus preparativos para grandes confrontaciones por el reparto del mundo.
Es una salida capitalista en toda regla que afianza el carácter dependiente y semicolonial de Venezuela. Inicialmente dolariza, aunque deja abierta la posibilidad de cambiar al yuan, y a otras monedas.
El freno al desarrollo de las fuerzas productivas ha sido de tal magnitud que, expresado en la destrucción de capitales, supone la mitad del pib. De los 400 mil millones de dólares de 2013, se ha esfumado alrededor de 50% para finales de 2018.
El Gobierno busca salir al paso de una circunstancia que parece no haber previsto, confiando en que la estrategia minera les daría suficientes recursos como para mantener la política importadora
La discusión debe darse porque supone un tema tabú del que pocos hablan, o por lo menos es así para quienes están a favor de la despenalización. Caso contrario con los que están en contra, que lanzan grandes testamentos cargados de juicios, agresiones y condenas, resguardados en la fe y la religión.