Resulta un tanto paradójico el hecho de que en medio del confinamiento se están fraguando procesos tecnológicos que van a incidir de manera objetiva en los cambios de la cotidianidad, más que la pandemia. Nuevas preguntas surgen: ¿cómo será la vida cotidiana luego de la pandemia?, ¿qué cambios se producirán en las relaciones humanas?, ¿cómo reactivar el aparato productivo mundial?
Una de las cuestiones paradójicas que deja 2020 es que se afianza la tendencia de que el salario del trabajador productivo, de la empresa o por cuenta propia, se establece por la vía de la oferta y la demanda.
China, más aún, el bloque configurado bajo su primacía, desde 2008 y antes, se convierte en el motor de la economía mundial. Va copando espacios ajenos sin dejar de lado algunos de los estadounidenses, para el momento la primera potencia mundial.
China no es el camino para nuestro desarrollo. El chavismo hasta en eso supera al pasado. Más dependencia que la labrada con los chinos no tiene parangón en nuestra historia.
En la vida cotidiana venezolana, cualquier trabajador por cuenta propia en el área de los servicios, como tendencia dominante, busca estafar al cliente.
Resulta paradójico que sean los países desde donde se fraguó teórica y prácticamente la política de la globalización y el neoliberalismo, los que ahora buscan sustituirla por la protección.
Bajos salarios, unidos a la destrucción de la organización sindical, afianzan la contratación de los trabajadores de manera más ventajosa para el patrón, sea el Estado o la empresa privada.
El chavismo busca ganar tiempo. Se aferran cada vez más. Están acorralados, pero cuentan con reservas estratégicas importantes, cuyo análisis, parece no ser contemplado por muchos de los factores políticos de la oposición.
El peligro es inminente. La oposición, vista en su conjunto, parece perpleja. Sin rumbo. Sin estrategia a seguir. Mientras, el pueblo sufre las calamidades propias de la crisis más grave que ha vivido el país.
En vez de concentrarse la producción se lleva a la quiebra miles de empresas. Se destruye el campo y se desertifica la planta industrial. El proceso destructivo lleva a la crisis eléctrica. Las empresas básicas son llevadas casi a la ruina.