En 1968, hace ya 50 años, Aretha Franklin subió al escenario de El Hipocampo, un local ubicado en el Este de Caracas. La acompañaron en escena 14 músicos y 3 cantantes en los coros. De pronto, una guitarra vibró sobre los vítores a casa llena y de la voz de Franklin se escuchó: “Toca ese riff de nuevo. Todos la conocemos, ¿no?” Así lo hicieron y, cuando la Reina del Soul irrumpió con el tema Respect, la multitud se puso de pie y aplaudió. Por Venezuela, la acompañó el célebre Henry Stephen con Los Honda. En los días subsiguientes, Franklin grabó 18 canciones para el Show de Renny Ottolina en RCTV.
Varios años después, un telescopio en la Ciudad de México detectó un pequeño punto de luz en el cielo durante sus observaciones nocturnas. Estos eventos, por supuesto, no tenían nada que ver el uno con el otro. Pero sus historias se alinearían casi 33 años después. El punto de luz resultó ser un asteroide y los astrónomos decidieron nombrarlo en honor a la cantante, como: 249516 Aretha. Tener un asteroide con su nombre es un honor, pero Franklin, que murió el jueves de cáncer de páncreas a la edad de 76 años, ya tenía muchos logros y distinciones.
La legendaria cantante había acumulado, a lo largo de una carrera que abarcó 5 décadas, más de 100 sencillos en las listas Billboard, 18 premios Grammy y numerosos otros galardones. El estado de Michigan, donde Franklin creció, designó su voz como un “recurso natural”. Esa voz era poderosa, aterciopelada, sin igual.
En todo caso, el honor recayó en el asteroide. La población de asteroides también la necesitaba.Los primeros asteroides que se descubrieron, a principios de 1800, fueron nombrados usando las figuras pertenecientes a la mitología romana y griega. A medida que se fueron encontrando más, los astrónomos comenzaron a nombrar las rocas espaciales con sus propios nombres y luego con personas famosas en cultura, ciencia, arte, música y literatura. En aquellos tiempos, todos estos campos estaban dominados por hombres, por lo que las mujeres que trabajaban y contribuían a las mismas áreas se pasaban por alto.
Esto fue lo que animó a Amy Mainzer, astrónoma del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, a comenzar a nombrar a los asteroides con nombres de mujeres ilustres. Mainzer lidera la misión Neowise, que utiliza un telescopio espacial en órbita terrestre para buscar asteroides y cometas. Además de Franklin, la doctora Mainzer ha nombrado asteroides con los nombres de la activista por los derechos civiles Rosa Parks, las abolicionistas Sojourner Truth y Harriet Tubman, y la activista ganadora del Premio Nobel de la Paz Malala Yousafzai.
Sin embargo, para determinar si una roca espacial es realmente un asteroide, los astrónomos deben observarla decenas de veces para descubrir su órbita y otras propiedades.
Después de eso, los descubridores como Mainzer son libres de enviar posibles nombres al Minor Planet Center, la organización global que recopila datos de observación de todos los asteroides y cometas conocidos y sospechosos. Los nombres luego son evaluados y seleccionados por un comité de 15 personas de la Unión Astronómica Internacional. Por ello, aunque el 249516 Aretha se detectó por primera vez en 2001, no se designó formalmente como asteroide hasta febrero de 2010. 249516 Aretha mide de 2 a 3 kilómetros de ancho. Orbita entre los planetas Marte y Júpiter, uno de los cientos de miles de asteroides conocidos que residen entre los dos planetas. Le toma alrededor de 5 años y medio hacer un viaje alrededor del sol.
Mientras en nuestro país, el Centro de Investigaciones de Astronomía Francisco J. Duarte (CIDA) junto con el Grupo de Astrofísica Teórica de la Universidad de Los Andes ha descubierto varios asteroides. De esta actividad surgieron nombres como: 9357 Venezuela, 11193 Mérida, 12758 Kabudarí, 12360 Unilandes, 16645 Aldalara, 128166 Carora, 149528 Simonrodriguez y 12359 Cajigal. Y lo más extraordinario, desde el año 2009, los integrantes del CIDA ceden a los niños el honor de bautizar los asteroides.
Las observaciones más recientes de 249516 Aretha han sido realizadas por el telescopio Pan-starrs1 en Hawái, que explora el cielo nocturno en busca de objetos cercanos a la Tierra como asteroides y cometas. 249516 Aretha es una mancha difusa de luz que se mueve a través de un tapiz de estrellas. En 2007, en el 40 aniversario del lanzamiento de Respect, un segmento de la NPR (National Public Radio) expresó que el disco “llegó con el impacto de un asteroide”. ¡Una metáfora muy adecuada! Aretha Franklin era una fuerza, en la música y más allá, en los movimientos culturales y sociales para los cuales sus letras les proporcionaron una banda sonora. Sacudió completamente el paisaje, fusionando el góspel, el blues y el pop de una manera que nadie había hecho antes, y no lo ha hecho desde entonces.
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