La “luna de sangre” y una dosis de folclore

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Un eclipse lunar o “luna de sangre”, como se ha llegado a conocer, cautivó a personas de todo el mundo el viernes pasado, no solo por los cazadores de eclipses, sino también por muchos con una saludable curiosidad sobre la astronomía. ¡Fue el eclipse lunar más largo del siglo! Eso se debe en parte, a que la luna se encuentra en el punto de su órbita más alejada de la Tierra, lo que significa que parece moverse más lentamente y por lo tanto, tardó más en atravesar la sombra de la Tierra. Además, la luna se movió directamente a través del centro de la sombra. El evento de casi cuatro horas fue visible en Europa, África, Asia, Australia y partes de América del Sur. Los venezolanos tendremos que esperar hasta enero de 2019 para ver uno en persona.

Mientras que un eclipse lunar moderno es generalmente una fuente de emoción, en la antigüedad un eclipse lunar era lo último que la gente quería ver. El tono rojizo de la luna proviene de la luz del sol que se filtra a través de las partículas en la atmósfera de la Tierra. Durante siglos, una luna de color rojizo se ha asociado con el peligro, un desgarro en el tejido del orden. La frase “luna de sangre” es relativamente nueva, es un término acuñado por los ministros evangélicos y parece haberse originado en 2008 cuando Mark Biltz, fundador de Shaddai Ministries, dijo que había descubierto un patrón entre los eclipses lunares y solares que señalarían la segunda venida de Cristo. Fue una predicción derivada en parte de la Biblia, en Apocalipsis 6:12, se describe “un gran terremoto” durante el cual “el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna entera se volvió como sangre”.

El apocalipsis, por cierto, no llegó. Pero el término “luna de sangre” siguió vivo. Ahora, cada eclipse lunar total se le llama en los medios de comunicación, luna de sangre. Como astrónomo aficionado, el término “luna de sangre” es una piedra en el zapato, ya que sugiere algo más que un eclipse lunar y evoca imágenes de una luna que cambia a un color rojo carmesí, lo cual no es del todo exacto pues la luna no se modifica de manera alguna. Pero como científico, la frase muestra algunas de las formas interesantes en que la sociedad moderna crea sus historias del cielo.

Los eclipses lunares han fascinado a las culturas de todo el mundo e inspirado varios mitos y leyendas llamativas, muchos de los cuales retratan el evento como un presagio. Esto no es sorprendente, ya que si algo interrumpe los ritmos regulares del sol o la luna, tiene un gran impacto sobre nosotros y nuestras vidas. Para muchas civilizaciones antiguas, la “luna de sangre” viene con mala intención. Me intrigan las creencias populares compartidas y las historias contadas a través de las culturas del mundo para explicar este fenómeno astronómico. Según el Motif-Index of Folk Literature, una recopilación magistral de seis volúmenes de mitos, leyendas y cuentos recopilados por folcloristas a principios del siglo XX, estos pueden incluir un monstruo que devora el sol, un castigo de los dioses por errores humanos o un preludio al apocalipsis.

El doctor Edwin Krupp director del Observatorio Griffith, que ha estudiado el folclore sobre el cosmos y escribió un libro sobre el tema, señala que las culturas de todo el mundo han atribuido el eclipse a una criatura carnívora que devora al sol. Incluso hoy en día, parte de ese miedo perdura. Al igual que Homero Simpson mordisqueando una dona, los dioses de los antiguos mitos siempre se comían al sol, lo que asustó por completo a los laicos.

Si los eclipses solares actualmente no suenan tan atemorizantes, ¿imagina a alguien que creía en las siguientes explicaciones no tan científicas? Los antiguos registros Maya muestran una serpiente con el sol en la boca. Los Incas interpretaron el color rojo oscuro como un jaguar atacando y comiéndose a la luna, creían que podrían volver la atención del jaguar a la Tierra, por lo que la gente gritaba y sacudía sus lanzas, con la esperanza de hacer suficiente ruido para alejar al jaguar. Mientras en Vietnam, la gente creía que un eclipse solar era causado por una rana que devoraba al sol y en las culturas nórdicas, un monstruo llamado Managarmr, el Cazador de la Luna, se traga a la luna y mancha los cielos con sangre durante el Ragnarok.

En la China antigua, se pensaba que un dragón celestial se almorzaba el sol, causando un eclipse solar.

De hecho, la palabra china para eclipse, chih, significa comer. Algunos cuentos populares hindúes interpretan los eclipses lunares, aunque son un poco complicados. Los antiguos indios creían que los dioses batían el “océano cósmico” para producir soma, el elixir de la inmortalidad, porque la inmortalidad es lo que hace a los dioses. Un demonio, Rahu, puso sus manos en este jugo mágico y bebió un sorbo, sólo para ser delatado por el sol y la luna. Vishnu se enojó y le cortó la cabeza a Rahu.

El elixir tocó los labios de Rahu, pero él nunca se lo tragó, dejando su cabeza inmortal pero su cuerpo muerto. En busca de venganza, persigue al sol y a la luna como un Pac-Man demoníaco, de vez en cuando los atrapa y come, para verlos luego pasar a través de su garganta cortada.

El eclipse también nos mostró a Marte, que este mes está haciendo su acercamiento más próximo a la Tierra, visible cerca de la luna roja. Los dos planetas estarán separados por 57,6 millones de kilómetros el próximo martes. Eso significa que Marte y el sol estarán exactamente en lados opuestos de nosotros. Marte ya está más brillante de lo normal y brillará aún más.

En fin, un eclipse simplemente viene, inevitable e imparable, sin preocuparse por lo que pensamos de él, y no hay absolutamente nada que podamos hacer al respecto. Disfrutamos una sensación de humildad y cuán pequeños somos realmente en comparación con la mecánica del sistema solar, el mecanismo del universo.

Foto Paulino Betancourt Figueroa
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