Primera caminata espacial solo para mujeres

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A menudo damos por sentado el especial entorno en el que vivimos. La gran masa de la Tierra mantiene unida una atmósfera de nitrógeno, oxígeno, dióxido de carbono y vapor de agua sobre su superficie para que podamos respirar y vivir cómodamente, además libres de radiación y de meteoritos. Cuando los astronautas suben al espacio, tienen que llevar consigo un entorno similar para sobrevivir. Sin él, sus cuerpos sufrirían una falta total de aire y presión.

Las estaciones espaciales están llenas del mismo tipo de aire que se encuentra en la Tierra, y excepto por los efectos de la microgravedad, los miembros de la tripulación viven con bastante normalidad. Sin embargo, si los astronautas tienen que abandonar los confines de su nave espacial, tendrán que participar en una actividad altamente especializada conocida como caminata espacial.

Aunque este es el nombre común que usamos la mayoría de las personas, en realidad hay un término oficial: actividad extravehicular (AEV). Los astronautas han realizado más de 200 caminatas espaciales en las últimas dos décadas, a menudo para arreglar la estación y el pasado 18 de octubre, dos astronautas pasaron varias horas flotando en el espacio exterior con sus trajes espaciales atados a la Estación Espacial Internacional. La relevancia en torno al evento fue sobre los propios caminantes espaciales, por primera vez en la historia, ambas eran mujeres. Christina Koch y Jessica Meir, las mujeres número 14 y 15 en el espacio desde la cosmonauta Svetlana Savitskaya, comenzaron una caminata espacial de cinco horas y media mientras desayunábamos en Venezuela.

La actividad extravehicular tuvo lugar siete meses después de la fecha planificada para una caminata espacial exclusivamente femenina, que tuvo que descartarse porque la EEI solo tenía un traje espacial de tamaño mediano a bordo, siendo insuficiente para ambas astronautas. A primera vista, esto parece un descuido, sin embargo dio origen a una discusión sobre el evento ¿No debería la NASA conocer el tamaño del traje que se ajusta a los astronautas antes de su lanzamiento? ¿Y cómo es que se puede vestir a dos hombres para caminatas espaciales sin problemas, pero no a dos mujeres?

Para responder estas preguntas, es útil comenzar desde el principio. No desde el Big Bang, sino desde la década de 1960, cuando la NASA comenzó a lanzar astronautas al espacio. En aquel entonces, las mujeres no iban al espacio. Los trajes espaciales Apollo fueron fabricados por la International Latex Corporation, el fabricante de sostenes y fajas Playtex. Las costureras pasaron de coser ropa interior a unir capas delgadas de tela de alta tecnología en sus ruidosas máquinas de coser Singer. Los trajes espaciales fueron hechos a la medida para astronautas individuales y todos eran hombres. Después de que los astronautas llegaron a la luna, la NASA centró su atención en la siguiente fase, el programa del transbordador espacial. Los transbordadores fueron diseñados para vuelos frecuentes de ida y vuelta al espacio, transportando más astronautas.

Adaptar trajes espaciales personalizados para tantos pasajeros sería demasiado costoso y requeriría mucho tiempo. Entonces, en la década de 1970, la NASA adoptó el enfoque modular y desarrolló piezas para brazos, piernas y torsos que los astronautas, desde los más pequeños hasta los más grandes se podían combinar.

Los trajes de caminata espacial, vienen en cinco tamaños: extra-pequeño, pequeño, mediano, grande y extra-grande. Los ingenieros de trajes espaciales pensaron que equipar a los nuevos viajeros espaciales sería simple. Algunos asumieron que las mujeres podrían caber en los mismos tamaños que los hombres pequeños y por un tiempo fue así. Pero, este enfoque no toma en cuenta las diferencias en la forma del cuerpo de hombres y mujeres. Para la misma altura y peso, las mujeres pueden tener caderas significativamente más anchas y hombros más estrechos que los hombres. El espacio adicional dentro del traje puede dificultar las maniobras durante las caminatas espaciales.

Como señaló el New York Times, “Para algunos observadores, este incidente subrayó los desafíos que enfrentan las mujeres en el programa espacial y otros campos donde el equipo ha sido diseñado históricamente pensando en los hombres”. Si bien el cambio de último minuto de la NASA fue un problema de seguridad, el problema también parecía mostrar la variedad de dificultades estructurales y ambientales que enfrentan las mujeres que trabajan en campos donde los hombres siguen siendo la norma. Un problema con el tamaño de la ropa puede revelar algo más profundo sobre los prejuicios de una organización.

Aún si la caminata espacial cancelada conmovió porque reflejaba las frustraciones de muchas mujeres con los obstáculos que enfrentan en sus carreras, también sirve como una metáfora alentadora para el futuro en el que estamos trabajando. Las historias y las imágenes de mujeres que se abren caminos en medio de campos dominados por hombres también pueden jugar con la retórica cultural de la “mujer excepcional”, las Marie Curies del mundo, tan únicas en su coraje, inteligencia y fuerza, que se abren paso en sus respectivos campos. Es mucho más difícil revisar toda una cultura para que todas las mujeres, junto con las personas de otras comunidades marginadas, tengan el poder de seguir y tener éxito en las carreras que elijan.

La caminata espacial ha atraído mucha atención al ver a las mujeres en la ciencia cruzar otra barrera y también están en sintonía con la importancia del momento para las niñas y mujeres jóvenes. Hay muchas personas que obtienen motivación de historias inspiradoras de quienes se parecen a ellos y creo que es un aspecto importante el contar esta historia. No hay duda de que ver a dos mujeres trabajar fuera de la EEI, flotando sobre el planeta azul brillante, es significativo para las jóvenes que siguen ávidas de modelos femeninos. “No puedes ser lo que no ves”, es una frase sobre la importancia de la representación diversa en ciencia, tecnología y más allá.

Foto: NASA vía Associated Press

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