Introducción
La presencia de China en las últimas décadas ha marcado cambios importantes para los países latinoamericanos en sus desarrollos particulares como...
Trump, se inscribió dentro de la corriente dominante de rescatar la preeminencia en la producción para pugnar por la hegemonía planetaria. No se apoyó en la actual estructura económica, cada vez más maleable, sino en la tendencia natural de los estados nacionales imperialistas. La globalización nunca les restó esta condición. Por el contrario, mientras articulaban capitales, buscaban afianzar su jerarquía. Con base en la industria bélica pretendieron afianzarse. Pero no les resultó.
China, más aún, el bloque configurado bajo su primacía, desde 2008 y antes, se convierte en el motor de la economía mundial. Va copando espacios ajenos sin dejar de lado algunos de los estadounidenses, para el momento la primera potencia mundial.
Recientemente fue promulgada en Venezuela una ley que generó el temor en todas aquellas voluntades que se resisten a la pérdida de la democracia en el país, Esta iniciativa legal conocida coloquialmente como ley antibloqueo, se presenta como un paso importante para el gobierno “revolucionario” en su tránsito hacia un régimen totalitario de nuevo cuño, considerando los enfoques teóricos que nos permiten calificarlo como tal.
Bolivia es área en disputa. Se abre un nuevo período que crea la incógnita de si Arce seguirá los pasos de Evo Morales de afianzar la perspectiva de la dependencia de China o si hará como su colega Lenín Moreno en Ecuador de traicionar a su mentor. Idea que se apoya en la afirmación contundente y reiterada de que Morales nada tendrá que ver con su gobierno.
Para nada este es el camino del desarrollo y la soberanía. Por el contrario, las ZEE y la llamada Ley Antibloqueo, son instrumentos jurídicos que buscan afianzar la dependencia de China, principalmente, aunque Rusia cuenta con lo suyo. Otro tantico Irán y Turquía. Los europeos a la espera para penetrar. La señal es para todos.
China ha mantenido durante mucho tiempo el objetivo de liderar la ciencia en el mundo, y ya estaba en camino de lograrlo antes de la pandemia. Antes de la década de los 80, la ciencia era una empresa colectiva controlada por el Estado. Posteriormente, se volvió más individualista y comercial, los científicos se enorgullecían de publicar en revistas de alto impacto y de obtener patentes.
Para facilitar el asunto el gobierno adoptó la fórmula del capitalismo chino de las ZEE. Una manera de desregular radicalmente las economías en determinados territorios para el proceso compulsivo de acumulación de capitales: rebaja sustancial de impuestos y aduanas, permisos expeditos, anulación de leyes laborales, eliminación de restricciones ambientales. Todo y más.
Convertir a Venezuela en semicolonia china no le quita la condición de área en disputa. El coloniaje y la dependencia no se han consolidado tanto como para asumirla de manera plena. Además, el régimen luce tambaleante.
China no es el camino para nuestro desarrollo. El chavismo hasta en eso supera al pasado. Más dependencia que la labrada con los chinos no tiene parangón en nuestra historia.
Resulta paradójico que sean los países desde donde se fraguó teórica y prácticamente la política de la globalización y el neoliberalismo, los que ahora buscan sustituirla por la protección.
Suficientes riquezas como para afirmar que la leyenda de El Dorado se quedó corta. Contar con Guayana puede inclinar el fiel de la balanza en favor de una u otra potencia imperialista.
Los nacionalismos fascistas renacen como en la reproducción de células cancerígenas. Mientras, el progresismo revolucionario nace de sus cenizas como el ave Fénix. Dos metáforas. Dos connotaciones.
La negociación es válida con la condición de que sirva para la salida del régimen. De lo contrario, solo servirá para que el régimen gane unos días más.